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Letizia Battaglia, la mujer que fotografió como nadie la violencia de la mafia en Italia

"Estas imágenes todavía me duelen", dice Letizia Battaglia, la autora de algunas de las fotografías más conocidas del aumento de la violencia mafiosa en Sicilia entre la década de 1970 y la de 1990.

GIULIA MARIANI

GIULIA MARIANI

Y la de abajo es una de sus imágenes más célebres: la escena del asesinato del entonces gobernador de Sicilia Piersanti Mattarella a manos de la mafia.
ADVERTENCIA: Algunas de estas fotos incluyen contenido potencialmente chocante, como imágenes de cadáveres.

En la foto, su cuerpo ya inerte es sostenido por su propio hermano, el actual presidente de Italia, Sergio Mattarella.

“Es impactante cómo una fotografía puede cambiar de significado con el tiempo: esta foto ya no es sólo sobre el asesinado, sino también sobre su hermano”, afirma Battaglia.

“Para mí, se ha convertido en un símbolo de esperanza: hoy el presidente de nuestro país lleva dentro de él la lucha contra la mafia, para siempre”, agrega.

Battaglia cuenta que para su trabajo siempre utilizaba lentes grandes angulares, “lo que significa que para tomar una buena foto tenías que estar muy, muy cerca”.

A veces, demasiado cerca.

El hombre de la imagen de arriba es Leoluca Bagarella, condenado por numerosos crímenes, incluyendo docenas de asesinatos.

Y Battaglia estaba ahí para su arresto, en 1980.

“Estaba muy enojado y cuando pasó frente a mí me tiró una patada. De hecho me caí de espaldas justo después de tomar esta foto”, recuerda.

Battaglia también es conocida por sus imágenes de la vida cotidiana de la capital de Sicilia.

“Este es un chico jugando con una pistola de plástico en uno de los barrios pobres de Palermo, Santa Chiara. Estaba pretendiendo ser un sicario”, explica de la foto de arriba.

“Para el Día de los Muertos a los niños sus parientes les regalan armas, pero una pistola es algo horrible”, dice.

“Así que cuando me involucré en política en Sicilia escribí un manifiesto pidiéndole a la gente que dejara de regalarles pistolas a los niños. Había que decir basta“.

En la fotografía de arriba se ve a un hombre en el suelo, luego de haber sido asesinado por la mafia.

“Tomé varias fotos ahí, pero esta me pareció la más 'silenciosa', con el coche con la matrícula de Palermo, las típicas baldosas sicilianas, la sábana…”.

“Uno nunca se acostumbra a ver hombres, mujeres y niños siendo asesinados todos los días, en todas partes, pero así eran las cosas en Palermo. Como una guerra civil. Mis archivos están llenos de gente muerta”, señala Battaglia.

La fotógrafa también se enfocaba en el ambiente alrededor de los asesinatos: los parientes que llegaban a buscar a sus seres queridos, las muchedumbres que se formaban detrás de los cordones policiales…

En la fotografía de arriba se ve al hijo de una víctima siendo detenido por los caribinieri cuando trata de acercarse a la escena.

Battaglia cuenta que, a menudo, docenas de personas terminaban rodeando los cadáveres. Pero todo con cierto aire de “normalidad”.

“Uno podía ver a niños mirando mientras se comían un helado”, afirma.

Esta es una foto del juez Cesare Terranova luego de que la Mafia lo asesinara en una emboscada en 1979. Su pecho está cubierto de sangre, que en el trabajo de Battaglia deja ser roja para verse negra.

“Siempre he tomado fotografías en blanco y negro”, explica la fotógrafa. “Nunca hubiera aceptado el rojo de la sangre. No quería hacer una foto sensacionalista, quería que honrara este hombre”.

“A mí me conmueve la pequeña mano colocada en el asiento, cerca de todo ese vidrio. Esta era gente que hacía su trabajo bien y por eso la mataban”.

Esta foto fue tomada durante el tristemente célebre “juicio de los 114”, en 1978.

Los acusados que estaban en las últimas filas se cubrieron el rostro cuando vieron a Battaglia haciendo fotografías. “Tal vez creían que iban a poder volver al bajo mundo y su vida criminal”, especula ella.

Pero el de la primera fila, Gaetano Fidanzati, la miró desafiante.

“Era un capo poderoso, no necesitaba cubrirse la cara”, explica.

Esta otra imagen muestra al juez anti-mafia Giovanni Falcone en el funeral del prefecto de la policía de Palermo Carlo Alberto dalla Chiesa, asesinado en 1982.

Diez años después, el mismo Falcone, su esposa y tres de sus guardaespaldas fueron asesinados en un ataque con explosivos que marcó un punto de inflexión en el sentimiento público en contra de la mafia.

“Yo adoraba a Giovanni Falcone”, dice Battaglia. “Era alguien que quería salvarnos”.

“Nunca me imaginé que un día a él también lo matarían. Todavía no sabemos quién lo hizo y seguimos pidiendo justicia“, cuenta.

El aumento de la violencia mafiosa a inicios de 1990 galvanizó a la oposición en contra del crimen organizado y su influencia sobre la sociedad siciliana, provocando marchas de protesta en Palermo como en la que participó la niña de esta imagen.

“Normalmente no soy muy buena fotografiando el dolor y la rabia del movimiento anti-mafia”, reconoce Battaglia.

“Pero esta niña es el símbolo del futuro, del deseo de luchar contra ella“.

La fotógrafa, de 82 años, acaba de publicar una antología de su trabajo y el museo Maxxi de Roma está albergando una exposición que incluye varias de sus fotografías.

Pero ella todavía vive en Palermo y sigue las noticias con sumo cuidado.

“La lucha contra la mafia continúa“, le dice a la BBC. “A veces me digo 'nunca lo vamos a lograr' y otras 'No, debemos continuar hasta la victoria'”.

“Y yo no voy a ver esa victoria, pero espero que la lucha continúe para que la peleen mis nietos y mis bisnietos”, concluye.

Todas las fotografías © Letizia Battaglia del libro Antología, publicado por Drago.

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