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Por qué el pintor italiano Caravaggio fue tan escandaloso en su vida como en sus obras

¿Hay acaso un artista que tenga una biografía tan cautivante como la del pintor italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610)?

Caravaggio murió prófugo de la justicia. WIKIPEDIA

Caravaggio murió prófugo de la justicia. WIKIPEDIA

Es famoso, por supuesto, por ser el irascible gamberro de la historia del arte que irrumpió en la Roma de la última década del siglo XVI y electrizó al mundo artístico con su carácter pendenciero y sus cuadros no convencionales.

Según uno de sus primeros biógrafos, el escritor flamenco Karel van Mander, Caravaggio trabajaba intensamente durante un par de semanas y luego “se pavonea durante un mes o dos con un sable a su lado…siempre listo para pelearse o discutir, por lo que cada vez es más difícil llevarse bien con él”.

Y eso no fue nada. A comienzos del siglo XVII fue llevado a juicio al menos en 11 ocasiones por cargos como insultar con palabrotas a un policía y lanzarle un plato de alcachofas en la cara a un mesonero.

Finalmente, en 1606 tuvo que fugarse a Roma, después de matar a un hombre durante una riña originada en un juego de palma, especie de tenis primitivo.

Caravaggio pasó el resto de su vida prófugo antes de colapsar y morir en 1610 cuando viajaba de vuelta a Roma para solicitar un indulto papal.

Pintor revolucionario

Sus cuadros fueron igualmente provocadores.

Letizia Treves, curadora de “Beyond Caravaggio”, exposición de la Galería Nacional de Londres sobre su impacto entre contemporáneos y seguidores, recalca que el pintor italiano revolucionó la historia del arte de varias formas.

En primer lugar, utilizó modelos de una manera heterodoxa y novedosa, trayendo a su estudio gente de la calle.

“Nunca antes se había hecho posar a esas personas, pintándolas directamente hasta el lienzo final”, recalca Treves.

“Caravaggio no se molestó con el estudio académico del dibujo. Se saltó esta etapa porque creía en la importancia de observar la naturaleza”, agrega.

Eso resultó en cuadros impresionantes por su provocador realismo, capturando incluso los detalles más humildes como, por ejemplo, las uñas sucias de los modelos que pintaba.

Y prodigaba una atención similar a los objetos inanimados. “Realmente elevó la naturaleza muerta, que era el género más bajo”, señala Treves.

“Dijo que pintarla requiere tanto arte como pintar figuras. Eso fue realmente revolucionario”.

Claroscuro

La segunda gran innovación de Caravaggio fue su uso de la luz.

“Es su mayor fama”, dice Treves. “Es de lo que hablan sus biógrafos, que no permitía que nadie posara a la luz del día, que tenía luz que brillaba desde arriba. La usaba para capturar formas, crear espacio y añadir drama a escenas cotidianas”.

“La Cena de Emaús” es un ejemplo de ese realismo combinado con una iluminación dramática.

Durante una comida poco después de la crucifixión, dos de los discípulos de Jesús repentinamente notan que su compañero de cena es realmente el Cristo resucitado.

“Es un momento de revelación y la luz apoya esa narrativa”, señala Treves. “Caravaggio la usa de una manera emblemática, no solo como teatro. Es algo muy sofisticado”.

“Incluso hoy en día no es necesario que sepas la historia de 'La Cena de Emaús' para involucrarte en el drama”.

Moda pasajera

La “Caravaggiomanía” causó furor en las primeras décadas del siglo XVII cuando acaudalados mecenas compitieron para comprar sus cuadros y otros artistas emularon o simplemente plagiaron su inconfundible estilo.

Lo curioso fue que, para mediados del siglo XVII, la moda de pintar como Caravaggio cayó en desuso.

“Hubo un verdadero cambio de vuelta al clasicismo”, apunta Treves.

“Y la forma naturalista de pintar que introdujo fue vista como la antítesis de esa noble tradición que se remontaba hasta Rafael”.

Ya en el siglo XIX, el influyente crítico británico John Ruskin castigó a Caravaggio por su “vulgaridad”, “opacidad” e “impiedad”, lamentando que hubiese supuestamente ignorado la belleza a favor del “horror y la fealdad, y la suciedad del pecado”.

“Prostitutas y chulos”

No fue hasta el siglo XX cuando volvió a estar en boga, en gran parte gracias a una innovadora exposición monográfica montada por el historiador de arte Roberto Longhi en Milán, en 1951.

Tras su regreso a la prominencia, una vez más inspiró a artistas en diversos campos.

Y, quizás como era de esperarse, su uso de la luz tuvo una gran influencia sobre cineastas y fotógrafos.

Por ejemplo el vanguardista fotógrafo David LaChapelle se ha referido al “impacto realmente grande” que el film “Caravaggio” (1986) de Derek Jarman tuvo sobre él.

LaChapelle descubrió que Caravaggio había pintado “los cortesanos y la gente de la calle, las prostitutas y los chulos”.
Y eso, a su vez, inspiró sus propia serie fotográfica Jesus is My Homeboy, en la que aparece gente de la calle.

El director de cine Martin Scorsese es otro admirador del pintor italiano.

Citado en el libro de Andrew Graham-Dixon “Caravaggio: Una vida sagrada y profana”, Scorsese dice que “fue instantáneamente cautivado por la fuerza de sus cuadros”.

“Llegas en medio de la escena y quedas inmerso en ella. Era como una puesta moderna en el cine: tan poderosa y directa. Hubiese sido, sin duda, un gran realizador.

Y Scorsese resalta que la secuencia del bar en su película Mean Streets (“Calles Peligrosas”) fue un homenaje directo al pintor.

“Esencialmente se trata de gente sentada en bares, en las mesas, levantándose. 'La Vocación de San Mateo', pero en Nueva York. Era realmente hacer películas con personas de la calle, como Caravaggio hizo cuadros con ellas”.

También artistas plásticos modernos

Los artistas visuales también están haciendo nuevamente obras inspiradas por Caravaggio.

Hace dos años, el británico Mat Collishaw presentó la muestra “Black Mirror” en la Galería Borghese en Roma, que alberga una exquisita colección de obras del pintor.

Tres de las piezas de Collishaw estaban formadas de marcos de cuadros negros muy ornamentados, rodeados de espejos negros que reflejaban las galerías circundantes.

En cada espejo era posible hacer un simulacro parpadeante de una famosa pintura de la colección del pintor.

“Quería regresar al momento en el que Caravaggio inmortalizó sus humildes modelos, convirtiéndolos de seres humanos que respiran en iconos de la pintura Occidental”, señala Collishaw.

Y Collishaw está convencido de que Caravaggio sigue siendo importante en el siglo XXI.

“No hace falta leer sobre él o estudiarlo porque, como pintor, es tan visceral…tan brutalmente real. No embellece o decora las cosas, sino que te muestra la vida tal como es, con pies sucios frente a tu cara”.

Collishaw dice que su carácter impetuoso es casi tan importante -como patrón para el artista volátil, antiburgués – como su arte.

Era un hombre de la noche. Deambulaba en las sombras con su alfanje colgando, bebiendo y peleando al lado de prostitutas y delincuentes comunes. Pienso en Francis Bacon explorado la noche de Soho en los años 50″, afirma Collishaw.

“¿Quién no está influenciado por Caravaggio? La inmediatez de sus cuadros es algo a lo que hemos respondido muchos artistas. Se ven tan contemporáneos”.

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