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Los 30 meses de Ramiro de León Carpio

El 14 de enero de 1996, el entonces presidente de transición Ramiro de León Carpio presentó su informe de gobierno de 30 meses de gestión. Con él se cerró un capítulo en el cual se supo salvaguardar la institucionalidad del país.

Ramiro de León (izquierda) es juramentado como presidente por José Lobo Dubón, presidente del Congeso, el 5 de junio de 1993. (Foto: Hemeroteca PL)

Ramiro de León (izquierda) es juramentado como presidente por José Lobo Dubón, presidente del Congeso, el 5 de junio de 1993. (Foto: Hemeroteca PL)

Era el final de su corta gestión, para dar paso a la administración de Álvaro Arzú Irigoyen. Ese día, y unas horas antes de la investidura de Arzú, Ramiro, como le llamaba cariñosamente la población, rindió un corto informe de su gestión.

Cabe recordar que De León Carpio fue investido por el Congreso de la República el 6 de junio de 1993. Llegó en medio de una crisis política causada por Jorge Serrano Elías, quien había sido electo popularmente en 1990 y asumió la presidencia en enero de 1991.

El Legislativo lo  juramentó como Presidente de la República, y dio así fin a la crisis por la sucesión presidencial suscitada ante la acusación de corrupción que recayó sobre el entonces presidente guatemalteco, Jorge Serrano Elías, quien dio un autogolpe de Estado en mayo de 1993.

De León Carpio se presentó el ante el pleno del Organismo Y Cifras oficiales de la Legislativo para rendir un informe de lo realizado en los 30 meses de su gestión como presidente de la República, asegurando que en este período “se dieron pocos pasos, pero todos fueron hacia adelante”.

Logros modestos

De León Carpio dijo ante los legisladores que él no había querido quedarse sumido en la crisis institucional que le tocó vivir, y que entonces había promovido cambios y renovaciones que hacían eco del clamor popular.

Además, mencionó como un logro la renovación de la Contraloría General de Cuentas, Procuraduría  General de la Nación y de la Fiscalía General o Ministerio Público.

En su discurso hizo énfasis en el retroceso que el autogolpe de Serrano había significado para el país, debido a que apenas se empezaba a caminar en una senda democrática.

Además, dijo que más de la mitad de los acuerdos programados con la insurgencia habían sido firmados. En tal sentido, destacó la participación de la Misión de las Naciones Unidas para Guatemala, entidad clave para la observancia de la firma de la paz; además, la desmovilización de las patrullas de autodefensa civil donde no eran necesarias.

Aunque De León Carpio no vio concluido el proceso de paz, fue Arzú quien finalmente logró la firma final de los acuerdo, en diciembre de 1996.

“El rescate de los sectores más vulnerables de la población y el combate a la pobreza constituyeron el compromiso fundamental del Gobierno. Con un marco macroeconómico estable, el nuevo Gobierno estará en mejor posición para proyectar una agenda de largo plazo que permita el crecimiento y desarrollo económico y social del país”, indicó De León Carpio ese 14 de enero.

Fragmento

A continuación un retazo de la entrevista que Prensa Libre le hizo a De León Carpio al nomás enterarse de que había sido electo presidente por el Congreso, en junio de 1993.

¿Cuál es el primer desafío?

Son muchos, pero el fundamental es el haber podido retornar al orden constitucional y lograr la paz en Guatemala. Me refiero a la concordia, al mutuo respeto, a la participación de todos los sectores que conformamos la nación guatemalteca; lograr que se evite esa desunión, esa falta de valores que existe en muchos casos en nuestras familias guatemaltecas y, con base en esos principios, lograr fortalecer la democracia, salir avante de crisis como las que hemos tenido ahora.

¿Cómo podrá gobernar, tomando en cuenta que no tiene partido político?

Creo que es una ventaja, porque esto me da libertad. No tengo compromisos. Realmente, haciendo un análisis un poco irónico, me reía yo mismo y decía que en pocas partes del mundo y en pocas épocas de la historia, hubo un presidente de una república como Guatemala que llega sin gastar un solo centavo, sin hacer nada de propaganda, sin compromisos más que con la patria, lo cual me permite escoger a los mejores hombres.

¿Cómo reaccionará el Ejército?

El Ejército es parte del Gobierno; desde que sea juramentado seré el presidente de todos los guatemaltecos, y como tal los defenderé. El Ejército ha de participar en el programa que impulsaré, al igual que otras instituciones.
Quiero que todas las instituciones gocen de prestigio; que el Ejército se profesionalice más, que cumpla con sus obligaciones. El Estado es uno, y las instituciones no pueden ir de un lado a otro.

¿Qué piensa de sus perseguidores?

Hay que saber perdonar. Hay que escribir algo acerca de los atropellos al poder. Sé perdonar los errores. Soy muy firme en mis decisiones y creo que eso es lo que necesita la nación. Lamento que a raíz de esos problemas mis tres hijos estén fuera del país.

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