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María Vilanova: cada día extraño a Jacobo

En el aniversario del fallecimiento de María Vilanova de Árbenz, esposa del ex presidente coronel Jacobo Árbenz Guzmán, compartimos esta entrevista publicada el 20 de octubre de 1996.

María Cristina Vilanova y Jacobo Árbenz. (Foto: Hemeroteca PL)

María Cristina Vilanova y Jacobo Árbenz. (Foto: Hemeroteca PL)

En ese tiempo, María Cristina Vilanova de Árbenz vivía en Heredia, Costa Rica,  junto a su hijo Jacobo y sus nietos. Su voz se torna imponente cuando recuerda los momentos ma?s duros de su vida y tierna cuando habla de las ane?cdotas familiares.


Durante su juventud fue considerada una de las mujeres ma?s bellas de Centroame?rica. En la vejez ha conservado la hermosura del espi?ritu, en donde arde la llama de la Revolucio?n del 20 de Octubre de 1944 y del gobierno truncado de su esposo, Jacobo Arbenz.

A Vilanova le sucedio? como en los cuentos de hadas, en los que la bella tiene fortuna y se enamora de un caballero. Pero algunos episodios de su vida son dignos de una tragedia griega: de haber nacido en una de las familias ma?s acaudaladas de El Salvador, fue expropiada de sus pertenencias y expulsada de Guatemala en 1954 de la mano de Arbenz y los hijos de ambos, Arabella, ya fallecida, Mari?a Eleonora y Jacobo Antonio.

En esta entrevista, Vilanova recuerda co?mo se enamoro? del desaparecido Jacobo Arbenz, los sinsabores del destierro, y los arios ma?s tristes de su viudez.

¿Co?mo conocio? a Jacobo Árbenz?
Lo conoci? en una feria de noviembre. En aquel tiempo gobernaba Jorge Ubico y celebraba su cumplean?os con una fastuosa feria cerca de La Aurora. Habi?a carreras de caballos, juegos meca?nicos y ruedas.

Entre? a un salo?n, acompan?ada de un joven oficial, Ramiro Gereda Asturias, con quien nos acercamos a una mesa donde se encontraban unos cadetes. Ramiro me presento? a un destacado militar. Era un sargento primero de la polite?cnica. Estaba sentado y su nombre era Jacobo Arbenz.

¿Fue un amor a primera vista?
Definitivamente. Dios quiso que lo sentara a la par mi?a. Yo era una muchacha conversadora y extrovertida: habi?a lei?do a Nietzche,  Schopenhauer. Durante esa tarde les haci?a preguntas a los cadetes sobre estos autores y otros cla?sicos. Jacobo me impresiono? por sus respuestas, su figura apuesta, adema?s por su silencio. Imponi?a mucho respeto y eso causaba admiracio?n, a pesar de que habi?a estado enfermo.

¿Que? le sucedio??
Estaba bastante pa?lido. Unos di?as antes habi?a tenido un accidente en motocicleta en el que se fracturo? una pierna, se le gangreno? y estuvieron a punto de quita?rsela.

¿Co?mo reacciono? e?l cuando supo que le amputari?an una pierna?
El era un hombre muy dra?stico. Dijo que amaneceri?a muerto al di?a siguiente antes de quedar sin pierna para toda la vida.

¿Cree que lo hubiera hecho?
Si?. El era determinante en su manera de pensar y un hombre muy valiente.

¿Co?mo fue su boda?
Nos casamos en marzo de 1939, en la iglesia de El Sagrario. Fue una boda muy sencilla, en la que participaron ocho o nueve personas. Los padrinos fueron Eduardo Weimman y su esposa, Mari?a Tejada. De luna de miel nos fuimos a Panajachel. Alli? estuvimos en un hotel, propiedad de un ti?o de Jacobo.

Se dijo que usted influi?a poli?ticamente en su esposo, ¿es cierto?
Muchos pudieron haber dicho que yo lo manejaba; que el poder detra?s del trono era yo, y en fin, una de situaciones que no eran ciertas. Entonces, a una de mujer, lo que le quedaba era quedarse en el plano de la caridad.

¿Poli?ticamente, en do?nde se ubicaba usted?
Para el medio en el que creci? y me desarrolle? mi pensamiento era progresista. Aunque en El Salvador siempre estudie? en colegio de monjas, mis padres, y sobre todo mi abuela, fueron muy religiosos.

¿Recuerda los sucesos ocurridos en el momento de abandonar el pai?s?
Salimos toda la familia de la aduana. Mi esposo fue casi totalmente desnudado. A mi hija y a mi? nos dejaron en ropa interior. Nos miraban como si hubie?ramos llevado cocai?na, reliquias del Estado o a saber ni que?. Nos humillaron.

¿Encontraron apoyo internacional?
No. Ibamos de un lugar para otro. Los pai?ses no nos daban asilo. Tocamos puertas en varios pai?ses, pero no nos brindaban apoyo y donde Jacobo no teni?a derecho a trabajar, por lo que no podi?amos subsistir. Tuve que vender la finca de cafe? que teni?a en El Salvador y poco a poco nos fuimos quedando sin un solo centavo. En Uruguay encontramos amigos y pudimos quedarnos durante dos an?os. Luego hacia Francia y asi? como le digo. Mis hijos no pudieron terminar una carrera profesional, porque nosotros no esta?bamos estables en ningu?n lado.

¿Co?mo recuerda la muerte de Jacobo Arbenz?
Jacobo regreso? a Me?xico. Yo no estaba a su lado, no tengo absoluta certeza sobre las circunstancias que rodearon su muerte. El estaba sufriendo una fuerte infeccio?n y desnutricio?n. En los u?ltimos cinco di?as de su vida bebio? u?nicamente cafe?. La noche de su deceso, Jacobo tomo? un ban?o caliente y esto le produjo un colapso cardiaco.

¿Co?mo ha sido su viudez?
Muy solitaria y triste. Cada momento he echado de menos la compan?i?a de Jacobo. Los momentos que compartimos y las decisiones que toma?bamos entre los dos. He andado deambulando de un lado para otro, con y sin e?l. En Costa Rica vivo con mi hijo, quien es meca?nico. Cuando viajo a El Salvador, trato de pintar un poco. Eso me distrae y me ayuda a confortarme.

¿Piensa volver a Guatemala alguna vez?
—¿Vivir en Guatemala? No, porque me he alejado tanto de la gente que teni?a amistad con nuestra familia y creo que tendri?a que comenzar por rehacer de nuevo amistades.

María Vilanova de Árbenz murió en Costa Rica el 5 de enero de 2009 por causas naturales. Fue sepultada según su voluntad, junto a su amado esposo, el ex presidente Árbenz en el Cementerio General de Guatemala. 

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