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Orígenes e historia del penitente cucurucho

En los más de doscientos años desde el establecimiento de la Nueva Guatemala de la Asunción, muchas generaciones de penitentes cargadores llamados "cucuruchos" han mantenido esta tradición.

Nazarenos de la Procesión de Martes Santo, de Beatas de Belén. (Foto: Hemeroteca PL)

Nazarenos de la Procesión de Martes Santo, de Beatas de Belén. (Foto: Hemeroteca PL)

Este apelativo en nuestro país representa una tradición de fe, devoción y fervor.

La palabra cucurucho significa: capirote cónico de penitentes y disciplinantes que usaban los devotos cargadores en los cortejos procesionales, allá en el ocaso del Siglo XIX y los albores del siglo XX; los participantes los llevaban sobre su cabeza y cubriéndose el rostro a manera de penitencia.

Se cuenta una anécdota en la historia de Guatemala, que el entonces presidente de la República, Manuel Estrada Cabrera, durante su mandato sufrió dos atentados graves: uno en 1907, cuando fue víctima de un intento de asesinato por unos cadetes, en las cercanías del Palacio.

Quien atentó contra la vida del gobernante era el cadete Víctor Vega, acertándole únicamente el dedo meñique, éste fue fusilado en la Antigua Escuela Politécnica, a un costado de la Iglesia de la Recolección.

En el año 1908, el presidente Estrada salió ileso de otro atentado, llamado de la Bomba. Para 1909, cuando estaba por iniciarse los días de Cuaresma, la madre de Estrada Cabrera pidió que el Sepultado de Santo Domingo pasara frente a su casa, la cual se ubicaba en la Finca La Palma, hoy zona 5 de la capital.

Se solicitó que fueran los soldados que llevaran la procesión del Cristo Yacente, por no haber cargadores que llegaran hasta ese lugar. Ellos debían llevar el rostro cubierto por los cucuruchos. Ya con el temor de otro atentado, Cabrera ordenó que los soldados se descubrieran el rostro y prohibió su uso.

A partir de esa fecha ya no se volvió a utilizar el cono de Penitente, quedando únicamente el nombre de “Cucurucho” a todo devoto que lleva en hombros las procesiones y utiliza una túnica de color morado, que lo identifica, especialmente en la época de Cuaresma y Semana Santa.

La tradición del uso de este cono llegó de España, país en el que aún se utiliza en todas las procesiones de Semana Santa.

En los últimos años, ya es más común el uso de los antifaces cónicos en los cortejos, como en las procesiones de La Parroquia, Beatas de Belén y en los Santos Entierros, donde el color cambia a color negro.

Los grupos de penitentes que van con el rostro cubierto son conocidos como  “Escuadrón de Nazarenos” y les dan vistosidad al desfile procesional y hace una evocación a aquellos años perdidos en la historia.

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