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Tiroteos en Nueva Zelanda: “Vi cómo los alcanzaba por la espalda y caían al suelo”, el hombre que ayudó a las víctimas del ataque contra una mezquita en Christchurch

"Por suerte, el tirador hizo su masacre dentro de la mezquita y no salió a la parte trasera. De lo contrario, me hubiera podido alcanzar".

Farid Ahmed estaba dentro de la mequita cuando ocurrió el ataque.

Farid Ahmed estaba dentro de la mequita cuando ocurrió el ataque.

Quien habla es Farid Ahmed, un sobreviviente de uno de los dos tiroteos ocurridos este viernes en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, que dejaron un saldo de 49 muertos y al menos 48 heridos.

“El ambiente estaba muy tranquilo, calmado y silencioso, como suele ser: cuando el imán empieza a hablar todo el mundo se calla y se hace un silencio sepulcral”.

“Pero luego, de repente, comenzó el tiroteo”.

Ahmed cree que el atacante ingresó al edificio por la entrada principal, ya que los primeros disparos que oyó provenían de la sala grande.

“Yo estaba en un cuarto lateral, así que no vi quién disparaba, pero vi que algunas personas corrían al cuarto en el que yo estaba”.

Ahmed consiguió escapar pese a las dificultades de hacerlo en silla de ruedas. KAI SCHWOERER

“También vi que algunas personas tenían sangre en su cuerpo y algunos estaban cojeando. En ese momento, me di cuenta de que esto era realmente grave”.

Huir en silla de ruedas

Ahmed recordó que un par de personas le dijeron: “Tú estás en silla de ruedas, ¡tienes que salir ahora!”. Así que les hizo caso.

“Me empujé a mí mismo hasta la parte trasera, donde estaba estacionado mi auto”. Se escondió detrás del vehículo.

“Desde ahí oía disparo, tras disparo, tras disparo y así durante seis minutos o más. Podía oír gritos y llantos y vi a algunas personas caerse muertas”.

“Algunos huían corriendo, yo estaba en silla de ruedas así que no podía ir a ningún lugar y tampoco quería porque tenía miedo de qué iba a sucederle a las mujeres, qué le iba a pasar a mi esposa”.

Al menos 49 personas han muerto en los dos ataques.
KAI SCHWOERER

“Así que me quedé ahí”, dijo Ahmed, que al final pudo salir ileso de la que ya se ha convertido en una de las peores masacres que haya vivido Nueva Zelanda.

“Caían como pinos”

Carl Pomare y su compañero de trabajo pasaban en auto por la mezquita de Al Noor, una de las atacadas, cuando notaron algo fuera de lo normal.

“Vi a mi derecha a mucha gente corriendo fuera de la mezquita y en la misma dirección que yo sobre la vereda. Estaban corriendo para salvar sus vidas. Le dije a mi colega: ‘Aquí está pasando algo”, le contó Pomare a la BBC.

Ambos oyeron algo que les pareció fuegos artificiales: “Pero no eran fuegos artificiales, era un rifle semiautomático”.

Pomare recordó que vio a gente desplomándose sobre el suelo: “Esta gente estaba siendo derribada como pinos”.

“Vi cómo los alcanzaba por la espalda y caían al suelo. Y, sí, era muy surrealista”.

Los dos detuvieron el auto unos metros más adelante para pensar qué hacer.

“Ok, tenemos que regresar y ayudar a esta gente”, decidieron al final. “Así que volvimos e hicimos un cordón con otro auto”.

Carl Pomare y su compañero de trabajo se pararon a ayudar a la gente que huía herida de la mezquita de Al Noor.

“Intentamos ayudar a la gente”, afirmó Pomare por teléfono a la BBC. “Mi colega asistió a la primera persona que vimos tirada en la vereda”.

“Había muchos cuerpos en el suelo y no había sirenas, ni policía ni ambulancia porque acababa de suceder. Durante 15 minutos no hubo más asistencia externa aparte de la gente que simplemente estaba allí, probablemente no más de seis personas. Todos civiles simplemente ayudando a la gente que estaba en el suelo, luchando por sus vidas”.

Pomare dice que pasaron al menos 15 minutos hasta que vieran llegar a las autoridades. En ese intervalo, él y su colega intentaron ayudar a “mantener viva” a cuanta gente pudieron.

“Hicimos una llamada telefónica para un padre y una hija que habían sido disparados. La hija estaba grave, la metimos en un auto y conseguimos sacarla bastante rápido con el padre. No sabemos si sobrevivieron”.

“Al final [la ambulancia y la policía] vinieron, pero lamentablemente para algunas personas ya era demasiado tarde”.

“El hombre a quien mi colega estaba ayudando murió en sus brazos”.

Cuando Pomare y su colega se pararon a ayudar, ni siquiera la policía había llegado a la mezquita. KURT LANGER

Pomare dijo que él y su compañero de trabajo estuvieron en ese “escenario de una carnicería” unos 20 minutos. Cuando tomaron la decisión de detener el auto y ayudar, no sabían que había un tirador, según contó.

“No vimos un tirador solo vimos a gente tirada sobre la vereda así que decidimos que teníamos que volver a ayudar”.

Fue después de que enviaran cerca de la mezquita a uno de los civiles que se había parado a ayudar que se dieron cuenta de que el atacante todavía estaba allí, porque empezaron a sonar más rondas de disparos.

“Mi colega lo vio, había salido a la vereda y lo vio disparando hacia el área de estacionamiento, pero felizmente no estaba disparando a la gente que ya estaba herida sobre el suelo. Y luego se fue y no lo volvió a ver”.

Según lo que le contaron los heridos, el tirador ya había estado dentro de la mezquita. “Estaba saliendo y persiguiendo a la gente que había escapado de la mezquita. Disparándoles por la espalda mientras huían”.

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