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Cinco cosas importantes que pasaron durante el 2016 en Centroamérica “cuando el mundo no estaba viendo”

Es la región más violenta del planeta, si se exceptúan las zonas de guerra. Pero, aun así, lo que ocurre Centroamérica rara vez logra capturar la atención internacional más allá de cambios de gobierno, desastres naturales y algunas circunstancias excepcionales.

En el 2016, por ejemplo, estas incluyeron el asesinato de la activista medioambiental hondureña Berta Cáceres y el repunte de homicidios que le devolvieron a El Salvador el título de país más violento del mundo.

Pero, a lo largo del año, en la región también se produjeron otros acontecimientos importantes que no recibieron mayor cobertura o que, en opinión de los mismos centroamericanos, no fueron reflejados o dimensionados adecuadamente.

Para identificar los más significativos, BBC Mundo conversó con Carlos Dada, fundador y exdirector de El Faro, el periódico digital salvadoreño que este año obtuvo el Reconocimiento a la Excelencia Gabriel García Márquez de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Ese premio -el reconocimiento a su extraordinaria cobertura de los temas que más afectan a los centroamericanos, como la violencia y la migración forzada- es nada más el último de una larga lista que también incluye el Ortega y Gassett, el Premio Internacional a la Libertad de Prensa y el Maria Moors Cabot, que el propio Dada ganó hace cinco años.

Estas son, en su opinión, las cinco cosas más importantes que ocurrieron en Centroamérica “cuando el mundo no estaba viendo”.

1. Los problemas de la democracia en Nicaragua


“Yo abriría con la reelección de Daniel Ortega y la más descarada nominación de su esposa a la vicepresidencia de Nicaragua”, empieza Dada.

“A nivel internacional lo que se cubrió fue el resultado (de las elecciones del 6 de noviembre) y se jugó un poco con el símil de (la serie televisiva) House of Cards, porque son marido y mujer”, explica el periodista salvadoreño.

“Pero muy pocos medios llamaron la atención sobre el atentado a la democracia que hubo ahí”.


Según el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, Ortega fue reelecto con el 72.44% de los votos, los que para sus simpatizantes es el resultado natural de lo que consideran ha sido su buena gestión de gobierno.

La oposición, sin embargo, denunció una abstención histórica maquillada por las cifras oficiales, así como la exclusión de la contienda de sus principales adversarios.

Y ya antes de los comicios, la Organización de Estados Americanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, intelectuales nicaragüenses y expresidentes latinoamericanos habían expresado su preocupación por la enrarecida situación política que atraviesa el país centroamericano.

“El sistema político nicaragüense está absolutamente corrupto: desde el congreso eliminaron a la oposición política y desde el Consejo Supremo Electoral eliminaron a los candidatos opositores”, asegura Dada.

“Es decir, fue una elección sin candidatos y sin participación ciudadana, aunque se inventaron que era de un 70%”.

“Y darle a la esposa la vicepresidencia ya es convertir eso en una dinastía familiar”, sostiene el exdirector de El Faro.

2. El aislamiento de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala


La destitución del presidente de Guatemala Otto Pérez Molina, quien fue llevado a los tribunales acusado de corrupción, fue una de las principales noticias surgidas de Centroamérica en el 2015.

Y a inicios del 2016 el mundo volvió a dirigir la mirada a ese país para la toma de posesión de un nuevo mandatario, Jimmy Morales.

Mucha de esa atención, sin embargo, se centró en el pasado de Morales como comediante.

Y, para Dada, desde entonces a la fecha muy poco se ha informado sobre lo que describe como “el lento y discreto aislamiento de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala por parte de las instituciones del Estado guatemalteco”.

Según Dada, la CICIG -que lideró la investigación que terminó forzando la renuncia de Pérez Molina-, acostumbraba ser vista “como la tabla de salvación de un Estado que parecía hundirse” por causa de la corrupción e ineficiencia de sus instituciones.

“Pero ahora evidentemente es un estorbo mayúsculo para el poder en Guatemala, y lenta y discretamente la están dejando aislada”, le dice a BBC Mundo.


El exdirector de El Faro destaca sin embargo que “la CICIG ya ha empezado a reaccionar, protestando públicamente contra esto”.

Y, en su opinión, una de las cosas a las que habrá que ponerle más atención en el año que viene es a la respuesta de la ciudadanía, cuya movilización también resultó clave para forzar la renuncia de Pérez Molina.

3. El destape de la corrupción en El Salvador


Para Dada, “la gran noticia del año en El Salvador, que tampoco se está contando fuera del país, es el destape de la tremenda corrupción que ha habido en los gobiernos de derecha y de izquierda”.

“Esta, por fin está siendo perseguida. Y esto sí que es insólito, inédito”, le dice a BBC Mundo.

Como ejemplo, destaca las investigaciones por corrupción de los tres últimos expresidentes salvadoreños: Francisco Flores (1999-2004), Antonio Saca (2004-2009) y Mauricio Funes (2009-2014).

Los tres, sin embargo, han tenido destinos muy distintos.

Flores murió por causa de una hemorragia cerebral a inicios de año cuando estaba siendo juzgado.

Mauricio Funes “sabiendo que estaba siendo investigado por enriquecimiento ilícito, pidió asilo político, que le fue concedido, en Nicaragua”, cuenta Dada.

Mientras que el expresidente Saca está detenido en El Salvador mientras se le investiga por enriquecimiento ilícito.

“Y a finales del año también se dio la primera condena por enriquecimiento ilícito, contra el exdirector del Seguro Social, la primera vez que alguien es condenado por enriquecimiento ilícito en El Salvador”, destaca Dada.


El fundador de El Faro aclara que, sin embargo, todavía hay que esperar para “ver cómo termina todo esto, porque no lo sabemos”.

“Pero es muy sano para un proceso democrático que se empiecen a ventilar todos estos nidos de corrupción que ha habido en el país, de derecha y de izquierda”, le dice a BBC Mundo.

4. El regreso del péndulo en Honduras


“En Honduras habría que empezar por las resoluciones de la Corte Suprema de Justicia que abren la vía para la reelección del presidente Juan Orlando Hernández en el 2018”, dice Dada.

Y es que, como recuerda el periodista salvadoreño, “sólo hablar de eso en Honduras era considerado un atentado a la Constitución, al punto que (en el 2009) le costó la presidencia a Manuel Zelaya”.

Aunque, para el fundador de El Faro, la mejor forma de explicar lo que ocurrió en Honduras durante el 2016 es verlo como “el regreso del péndulo del año pasado”.

“En 2015, con presión estadounidense, el combate a la corrupción en Honduras alcanzó a un expresidente y a la familia más rica del país”, dice en referencia a los casos de Rafael Callejas y la familia Rosenthal, arrestados en EE. UU.

“Parecía que se iba a avanzar en ese sentido, hubo un escándalo por la corrupción en el Seguro Social, etcétera”, destaca.

Pero, según Dada, “este año las cosas regresaron a su cauce normal, que es el reasentamiento del poder económico en complicidad con el poder político”.

Y, en su opinión, eso ha abierto la vía no sólo a la reelección, sino también a la concesión de buena parte del territorio hondureño y de sus recursos naturales a entidades privadas.

Como ejemplo, Dada destaca que casi el 30% del territorio del país ya ha sido dado en concesión a empresas mineras.

“Son 33 mil kilómetros cuadrados, solo a mineras, según datos del centro de estudios jesuitas en Honduras, ERIC”.

Una superficie más grande que todo El Salvador.

5. La victoria de El Salvador contra las grandes mineras


Como última noticia “a la que casi nadie le puso atención en el 2016”, Dada destaca la demanda que El Salvador le ganó a una de las grandes transnacionales de la minería.

La demanda, por US$250 millones, había sido radicada por la minera canadiense Pacific Rim -actualmente propiedad de la australiana OceanaGold- ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), con sede en Washington.

La cantidad es prácticamente equivalente al presupuesto de tres años de salud, educación y seguridad pública, combinados, de El Salvador.

Como le explicó en su momento a BBC Mundo Luis Parada, coordinador del equipo de abogados que representó al país centroamericano ante el Ciadi, el caso también tenía implicaciones para el futuro de otras naciones en América Latina y el resto del mundo.

Según Parada, lo que estaba en juego “es si una empresa internacional puede utilizar el sistema de arbitraje internacional para obligar a un Estado soberano a cambiar sus leyes o si es el inversionista extranjero quien tiene que cumplir las leyes del país en que ha decidido invertir”.

Pacific Rim argumentaba que los permisos de exploración emitidos durante en el gobierno del presidente Antonio Saca (2004-2009) les daban el derecho automático a recibir permisos de explotación, a pesar de que el mismo Saca luego anunció la prohibición de todas las concesiones de minería metálica.

Y, como recuerda Dada, cuando el gobierno de Salvador Sánchez Cerén se amparó en la legislación local para negárselosdefinitivamente, argumentando además que la medida era necesaria para proteger los escasos recursos acuíferos de la más pequeña de las naciones centroamericanas, la minera demandó.

“El Estado salvadoreño se negó a llegar a un acuerdo fuera de la mesa y decidió llevar las cosas a juicio, aun cuando las probabilidades de ganarle a una trasnacional eran muy pequeñas”, subraya el exdirector de El Faro.

Eventualmente, el tribunal de arbitraje falló a favor del gobierno salvadoreño, ordenándole a OceanaGold el pago de US$8 millones en costos legales.

“Hay mucha hambre por parte de compañías mineras internacionales por instalarse en el istmo centroamericano”, asegura Dada.

“Y, con su victoria, El Salvador de alguna manera les cerró la posibilidad de explotación minera en el país, en contraste con lo que está ocurriendo en Honduras”, destacó.

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