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Las impresionantes imágenes de navíos y aviones de guerra en el fondo del océano

El fotógrafo y buzo británico Steve Jones registró los restos de un bombardero B-17 estadounidense que yace en el fondo del mar.

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La aeronave, apodada “fortaleza voladora”, se encuentra en las profundidades del Mar Adriático, en las proximidades la isla de Vis, en Croacia.

El bombardero de la Segunda Guerra Mundial fue derribado en 1944 y estaba increíblemente preservado cuando Jones lo fotografió el año pasado.

Pero más allá de la belleza de las imágenes de este reposo silencioso en el fondo del mar, el B-17 tuvo un fuerte impacto en Jones por otro motivo.

Familiares de Ernest Vienneau, uno de los copilotos que murió cuando el bombardero fue alcanzado por fuego enemigo, entraron en contacto con el fotógrafo británico.

Los familiares habían visto las fotos de Jones en un concurso internacional de imágenes submarinas.

“Ellos jamás habían visto imágenes del lugar donde falleció Vienneau. El contacto que tuve con esa familia fue una recompensa mayor que la foto”, relató.

Carrera contra el tiempo

Jones es especialista en la exploración de sitios de naufragios y restos de naves y aeronaves en el fondo marino.

El fotógrafo entró al interior de los restos del HMS Audacious, el primer barco británico hundido en la Primera Guerra Mundial.

Jones también observó filas de tanques increíblemente preservados dentro del SS Empire, otro gran buque de la armada británica hundido por tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial.

Pero esas reliquias de algunos de los capítulos más sangrientos de la historia están desapareciendo.

Las carcasas de los navíos se están deteriorando constantemente por acción de las corrientes marinas.

Para Jones, su trabajo es una carrera contra el tiempo para “capturar un momento histórico que jamás será visto nuevamente. En algunos años muchos de esos aviones o navíos habrán desaparecido para siempre”.

El lugar donde el tiempo se detiene

Explorar estructuras que yacen en el fondo del mar desde hace más de un siglo significa ser testigo de “cómo el tiempo se detiene”, según afirma el sueco Anders Nyberg, otro especialista en naufragios.

Nyberg capta con sus fotos detalles peculiares de esos mundos sumergidos.

“Puede tratarse del pomo o manija de una puerta, de un par de binoculares, de un florero. Me gusta tomar fotos de esos objetos en ambientes que no han sido tocados”.

Uno de los sitios favoritos de Nyberg es el SS Thistlegorm, un buque de carga británico hundido por tropas alemanas en 1941, apenas cinco meses después de entrar en operaciones.

Nyberg registra frecuentemente la interacción entre el metal retorcido y la diversidad de la vida marina en el Mar Rojo.

Pero el fotógrafo sueco no captó con su cámara su experiencia más impresionante.

Luces misteriosas

Nyberg y su esposa participaban de una expedición al SS President Coolidge, una embarcación estadounidense que fue hundida por fuerzas japonesas cerca de la isla de Vanuatu, en el Océano Pacífico, en 1942.

La pareja se vio rodeada repentinamente por misteriosas luces azules que provenían del interior del compartimento de carga del navío.

“Quedamos totalmente cercados por lo que parecía brillantina y esto me desorientó completamente”, relató Nyberg.

Las extrañas luces azules eran proyectadas por ojos bioluminescentes de peces. Este fenómeno, con el que atraen o iluminan posibles presas, sólo puede ser observado en completa oscuridad.

Si Nyberg hubiera encendido su cámara o una linterna las luces habrían desaparecido.

“Una forma de meditación”

¿Qué aconseja el fotógrafo a quienes quieran captar imágenes submarinas?

Lo primero que hay que lograr antes de zambullirse, según Nyberg, es dominar la técnica del buceo y el manejo del equipo fotográfico.

Y es importante usar una cuerda de guía para regresar a la superficie en caso de que la visibilidad sea muy reducida.

Explorar restos submarinos es al mismo tiempo emocionante y exigente física y mentalmente.

Pero Nyberg asegura que fotografiar estos escombros sumergidos puede ser también “una forma de meditación, que permite liberar el estrés del trabajo y de la vida cotidiana”.

Cada resto, una historia

La estadounidense Jeniffer Idol fue la primera mujer que se sumergió en aguas todos los estados de Estados Unidos.

“Prefiero visitar restos grandes e intactos. Cada uno cuenta una historia”, señaló la fotógrafa.

Idol relató su experiencia al fotografiar un U-352, un submarino alemán hundido por la marina estadounidense que se encuentra a 35 metros de profundidad en aguas próximas a Carolina del Norte.

“Fue como descender en el tiempo hasta encontrar un navío que era mucho menor de lo que esperaba.”

El consejo de Idol es enfocar la cámara en partes del navío que son fácilmente reconocibles.

“De lo contrario los restos de un naufragio pueden parecer algo abstracto y casi irreconocible”.

Crear una imagen impactante exige planificación, según Idol.

Es fundamental analizar “el lugar, las condiciones y la profundidad” antes de sumergirse.

La fuerza del mar

El banquero español Jordi Benítez explora restos en sitios de naufragios hace 12 años.

Benítez dijo tener frecuentemente la sensación de que el mar “se está robando estos restos”.

“El mar transforma un gran trozo de acero en un nuevo hogar para peces. Todo un ecosistema nuevo se crea en torno a la carcasa de los navíos”.

Lo más emocionante para el fotógrafo español es ser testigo del pasado.

“En el SS Thistlegorm (navío de guerra británico hundido en 1941), por ejemplo, encuentras motos, camiones y hasta vagones de tren”.

“Sientes realmente que has retrocedido en el tiempo más de 70 años”.

El consejo de Benítez es “usar lentes de gran angular u ojo de pez” y “jugar con la luz”.

“En la fotografía submarina se usa muchas veces luz artificial, pero en el caso de naufragios es muy bueno poder jugar con la luz natural”.

“De esa forma logras que tus fotos reflejen una atmósfera especial”.

Lea la historia original en BBC Earth

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