“El Brasil que emerge de los últimos diez años es un país más incluyente y sólido económicamente. El objetivo de mi gobierno es profundizar estas conquistas”, señaló la mandataria.
Rousseff, de 65 años y sucesora de Lula, cumplirá el 1° de enero la mitad de su mandato de cuatro años con una popularidad récord del 78%, pese a que en sus dos años de gestión la economía se desaceleró y al sonado juicio por corrupción que envolvió a dirigentes históricos del PT.
“En la última década raros son los países que, como Brasil, se pueden enorgullecer de ofrecer un mejor futuro para sus jóvenes. La crisis financiera, iniciada en 2007, devastó millones de empleos y esperanzas en el mundo desarrollado. En Brasil ocurrió lo contrario”, dijo la presidente.
En ese sentido, describió como el “mayor ascenso social de la historia brasileña”, logrado por el PT, el ingreso de 40 millones de personas a la clase media, así como los programas para erradicar la miseria.
“Entre 2003 y 2012, la renta media del brasileño creció de forma constante y la desigualdad cayó año a año. En esta década fueron creados, sin pérdida de derechos laborales, 19,4 millones de nuevos empleos, 4 millones apenas en los dos últimos años”, enfatizó.
No obstante las exitosas políticas del PT que convirtieron a Brasil en referente mundial en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, críticos y opositores le endilgan su fracaso en el combate a la corrupción.
En el peor escándalo desde su fundación en 1980 por iniciativa del entonces líder sindical Lula, el PT sufrió un duro golpe este año con la condena de tres de sus principales dirigentes por la compra de votos en el Congreso bajo el primer mandato de Lula, excluido del juicio.