La calma continuaba reinando en la Ciudad Vieja y sus alrededores. La violencia se reanudó después de la plegaria, más al norte.
Cientos de palestinos del campo de refugiados de Shuafat volvieron a tirar piedras y cócteles Molotov contra los policías, que respondieron disparando proyectiles de goma, granadas ensordecedoras y gases lacrimógenos en un paso cerca del muro de separación que supuestamente debe proteger a Israel de los ataques procedentes de Cisjordania.
El campo de Shuafat, donde se hacina una población pobre separada de Jerusalén Este por el muro, es uno de los sectores más afectados por la violencia que desde el verano (boreal) sacude a Jerusalén oriental, la parte palestina de la ciudad anexada y ocupada por Israel, que se intensificaron aún más durante las últimas semanas.
La policía quiere evitar un nuevo episodio de violencia como los que se han vivido en los últimos meses, y prohibió a los hombres de menos de 35 años entrar en la Explanada, el tercer lugar santo del islam, también venerado por los judíos.
Desde el mes de julio se ha intensificado la violencia en Jerusalén oriental, la parte palestina de la ciudad anexionada y ocupada por Israel, que hasta ahora ha dejado diez víctimas.
La última falleció este viernes en un hospital tras haber sido arrollada por un carro conducido por un palestino que se lanzó deliberadamente el miércoles contra dos grupos de peatones.
Según la radio militar israelí, la víctima es un estudiante judío de 17 años, y es el segundo fallecido en este ataque, después de un policía israelí de fronteras. El autor del atentado, un palestino del barrio de Shuafat, fue abatido a tiros por las fuerzas de seguridad.
Al hilo de esto, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó este viernes la demolición de las casas de autores de ataques “terroristas” en Jerusalén Este, según un funcionario israelí que no quiso identificarse.
Además de los atentados, varios barrios de Jerusalén oriental son casi a diario escenario de enfrentamientos entre la policía y los jóvenes palestinos.
El jueves por la noche los enfrentamientos más violentos tuvieron lugar en Shuafat, donde cerca de 200 jóvenes se enfrentaron a la policía, constató una periodista de la AFP en el lugar.
En total, la policía detuvo a 12 personas durante la madrugada.
Mogherini en Jerusalén
En el barrio de Sur Baher, decenas de manifestantes con máscaras se enfrentaron con los agentes y su líder fue arrestado, indicó la policía.
Se trata de un palestino de 40 años, que fue liberado en 2011 junto a más de mil prisioneros a cambio del soldado israelí Gilad Shalit, capturado en 2006 cerca de la Franja de Gaza por un comando palestino.
La Explanada de las Mezquitas cristaliza la exasperación de los palestinos de Jerusalén, que consideran una provocación que los extremistas judíos reclamen el derecho a rezar en este lugar, donde se encontraba el Segundo Templo judío, destruido por los romanos en el año 70 y del que sólo se conserva un vestigio, el Muro de los Lamentos.
Los judíos más radicales piden incluso la reconstrucción del templo, y los musulmanes temen que Netanyahu ceda a la presión de cara a las elecciones previstas en 2015.
A la tensión en Jerusalén se añade el reciente conflicto en Gaza y la situación de hacinamiento de los palestinos, que alimenta el rencor y hace temer una tercera Intifada (“levantamiento” en árabe) .
Durante su primer visita a la región, la nueva jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, criticó este viernes la política de colonización de Israel en los territorios ocupados, incluyendo Jerusalén oriental.
“Las nuevas colonias son un obstáculo” para buscar la paz, afirmó, en referencia a las negociaciones, en punto muerto. “Si no avanzamos en el frente político, podemos caer de nuevo en la violencia” , añadió Mogherini.
La situación en la Explanada ha creado también un conflicto diplomático entre Israel y Jordania, que gestiona oficialmente el lugar y es junto con Egipto uno de los dos países árabes que firmaron un tratado de paz con Israel.
Benjamin Netanyahu ha asegurado en varias ocasiones que no autorizará a los judíos a rezar en la explanada. No obstante, durante la visita de Mogherini recalcó que “Jerusalén es nuestra capital” y que los barrios judíos de Jerusalén Este “seguirán formando parte de Jerusalén en cualquier acuerdo de paz“.