Angelo Becciu, de 76 años, fue en algún momento una de las figuras más poderosas del Vaticano, asesor de Francisco e incluso considerado papable hasta que una operación inmobiliaria opaca en Londres lo llevó a la justicia y al ostracismo clerical.
“Teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como para contribuir a la comunión y a la serenidad del cónclave, he decidido obedecer como siempre lo he hecho“, dijo el cardenal en un comunicado enviado a la AFP por su abogado.
Becciu defiende su inocencia. Insistía que era su deber participar en el cónclave que inicia el 7 de mayo, a pesar de no estar en la lista oficial de electores: aún tiene el título de cardenal y participa de las reuniones preparativas del cónclave.
El cardenal Pietro Parolin, por años el número dos en el Vaticano, presentó a Becciu dos documentos firmados por el pontífice argentino que confirmaban que no podría participar.
Una primera carta databa de 2023 y la otra del mes pasado, según el diario Domani.
La caída Becciu vino en medio de una serie de reformas que impulsó Francisco destinadas a limpiar las notoriamente turbias finanzas del Vaticano. Fue condenado a cinco años y medio de prisión por fraude en operaciones financieras de la Santa Sede.
