Según el Palacio Imperial, cerca de 24 mil personas agitaban pequeñas banderas bajo el balcón del monarca, a quien gritaban “¡Banzai!” (“larga vida”).
Akihito, que subió al trono del país nipón en 1989, tras la muerte de su padre, el emperador Hirohito, también tuvo unas palabras para las víctimas de las catástrofes naturales en Japón, como las del tsunami de marzo de 2011.
“Pasaré mis días esperando la felicidad de todos”, dijo el “soberano celestial”, como se denomina al emperador japonés.