La conclusión del informe es inequívoca: los programas de espionaje creados por Washington DC con el objetivo de neutralizar eventuales atentados socavaron la libertad de prensa, el derecho de la opinión pública a la información, así como el derecho a disponer de asistencia jurídica.
“El trabajo de los periodistas y de los abogados es la esencia de nuestra democracia” , subraya el autor del documento, Alex Sinha. “Cuando su trabajo se ve afectado, el nuestro también se afecta“.
El grupo de personas interrogadas incluye 46 periodistas de distintos medios, de los cuales varios laureados con el prestigioso premio Pulitzer.
Ellos concordaron en que las revelaciones del exagente de la Agencia nacional de seguridad (NSA) Edward Snowden sobre la amplitud del espionaje realizado, llevaron a las fuentes habituales de los periodistas a pensarlo dos veces antes de hablar con la prensa, incluso en relación a temas no confidenciales, por temor a perder su acreditación para acceder a secretos de defensa, o ser objeto de una demanda penal por filtraciones.
Cada vez son más los periodistas que utilizan técnicas elaboradas para codificar sus comunicaciones, describe el informe. Algunos hablan solamente desde teléfonos prepagos o directamente evitan internet.
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