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Pablo Escobar: el día en que el narcotraficante amenazó a varios árbitros argentinos previo a un partido del Atlético Nacional

Pablo Escobar era conocido por su afición al futbol y su fanatismo por el Atlético Nacional, situación que lo llevó a amenazar y sobornar árbitros para que su equipo fuera beneficiado.

Pablo Escobar llegó a invertir mucho dinero en el Atlético Nacional. (Foto Prensa Libre: AFP e Infobae)

Pablo Escobar llegó a invertir mucho dinero en el Atlético Nacional. (Foto Prensa Libre: AFP e Infobae)

Pablo Escobar fue uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo y al mando del cártel de Medellín llegó a monopolizar la exportación de cocaína hacia Estados Unidos.

Su influencia era tan grande que en la década de 1980 llegó a incursionar en el mundo del futbol debido a su pasión por el club Atlético Nacional, histórico equipo de la ciudad de Medellín.

Su contribución con el mundo del deporte comenzó tras crear varias canchas de futbol comunitarias en los barrios más pobres de su ciudad natal, los cuales años más tarde verían crecer a algunos de los más grandes futbolistas de las últimas décadas en Colombia.

El fanatismo de Pablo Escobar por el Atlético Nacional era tan grande que el narcotraficante llegó a invertir grandes cantidades de dinero en salarios y fichajes estrella con la intención que el equipo colombiano ganara la Copa Libertadores en 1989, máxima competición de clubes en Sudamérica.

Sin embargo, la ayuda del capo del narcotráfico no era solamente monetaria ya que en muchas ocasiones el líder del Cártel de Medellín llegó a usar su poder para amenazar a varios árbitros con el fin de recibir ayuda en ciertos partidos.

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Un claro ejemplo de este fenómeno sucedió con los árbitros argentino Carlos Espósito, Abel Gnecco y Juan Bava en la previa de la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores entre el Atlético Nacional y el club Danubio de Uruguay.

Espósito confesó en una entrevista con Radio La Red la pesadilla que vivió junto a sus compañeros cuando el temido narcotraficante colombiano envió a Popeye, uno de sus sicarios más conocidos, a amenazar y sobornar a la terna argentina.

“Todo arrancó desde que llegamos al aeropuerto de Medellín. Los árbitros colombianos que nos fueron a recibir ya nos habían entregado, estuvimos obligados. Íbamos por el camino Montañita en el que nos decían ‘acá mataron un árbitro, acá tiraron a un juez de línea’. Después de mucha espera fuimos al hotel. Los árbitros no acostumbrábamos a dejar el hotel. Me invitan a una cena y les dije que no. Me levanté a pagar y le dije a la camarera que me llevara un bidón de agua, porque no había agua potable en ese momento en Medellín. Me golpean la puerta y estaba la chica con una botella chiquita. Le recordé que le había pedido una grande. Vuelven a golpear la puerta y le pido a Juan que se levantara para abrir”, comentó.

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“Entraron cuatro, uno con ametralladora. A Gnecco le pusieron una nueve milímetros en la cabeza. Y atrás entró el famoso Popeye, bien vestido, traje, corbata. Traía un maletín. Lo abrió y dijo ‘acá hay 250 mil dólares. Llévenselo, tranquilos, van a salir de Colombia sin problemas’. Les respondimos que habíamos ido a trabajar como corresponde. Cerró el maletín y nos dijo. ‘La vida de ustedes acá no vale nada. Y en Buenos Aires nos puede costar mil dólares por cada uno’. Y ahí se fueron”. narró el árbitro argentino.

Pablo Escobar estuvo involucrado en el fútbol debido a su afición por el club Atlético Nacional, equipo de la ciudad de Medellín. (Foto Prensa Libre: Infobae)

“’¿Qué hacemos?’, les pregunté a Bava y Gnecco. No sabíamos para qué lado arrancar. Les sugerí agarrar las valijas e ir a dormir al aeropuerto. Pero Gnecco, que conocía Colombia y que una vez le habían bajado una puerta de un tiro, me gritó: ‘¡Escúchame, nosotros de acá no nos podemos mover!’. Esto fue un día antes del partido. Me asomé por la ventana y abajo había cinco tipos que no se movían. Pensamos en llamar a Grondona. En eso vino un árbitro, voy a dar el apellido: Sierra. Y nos dijo que nos debíamos levantar porque había que ir a sacar un permiso de trabajo”, continuó.

Para sorpresa de los colegiados argentinos, la presencia del árbitro colombiano en el hotel fue un engaño para asegurarse su presencia en el decisivo partido de la Copa Libertadores.

“Terminamos yendo. Pero al llegar al lugar no había nadie. Era feriado. De ahí fuimos directo al estadio”, informó.

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“Al llegar a la cancha, nos dejaron el auto a unos 300 metros de la entrada. Estábamos rodeados. Llegamos al vestuario y el árbitro colombiano que nos había visitado en el hotel se apareció con una virgen. Ahí llegó el jefe de policía de Medellín y le expliqué que apenas terminaba el partido nos teníamos que ir al aeropuerto. Me explicó que si ganaba Nacional iba a ser difícil por la fiesta. Pobre hombre, si ven la serie de Escobar, a los pocos días lo acribillaron”, confesó Espósito.

Atlético Nacional venció a Danubio por 6 a 0 con cuatro goles de Palomo Usuriaga, uno de Alexis García y otro de Níver Arboleda y clasificó a la final de la Copa Libertadores, partido en el cual se impuso por penales al Olimpia de Paraguay y se consagró como campeón de América.

“El partido terminó 6-0. En alguno de los goles lo miré a Bava y nos hicimos la cruz. Al final hubo como 15 muertos por la gente que salía a los balcones y tiraban los tiros al aire. Nos terminamos yendo al aeropuerto, y estaban los uruguayos, que tomaban el mismo vuelo. Vino el presidente de Danubio, un tipazo, y me preguntó si la habíamos pasado mal. Sabían todo. A ellos les había pasado lo mismo”, finalizó el árbitro argentino.

ESCRITO POR:

Juan Carlos Ortega

Periodista de Prensa Libre especializado en tendencias internacionales con 5 años de experiencia.