“Sus diseños no son sobre el Tren de Aragua”, tatuador defiende a venezolano deportado
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Pública en Estados Unidos, los tatuajes con rosas, coronas y relojes comúnmente se relacionan con el Tren de Aragua.

La mayoría de las personas en la megacárcel de El Salvador están tatuadas. (Foto Prensa Libre: AFP)
El pasado viernes 17 de enero, el venezolano Frizgeralth Cornejo tuvo su cita a través de CBP One, la aplicación móvil desarrollada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos; sin embargo, las autoridades estadounidenses le informaron que investigarían sus tatuajes y lo dejaron detenido en la frontera de Texas.
Cornejo no tiene antecedentes penales en Venezuela ni en los Estados Unidos, país al que nunca logró ingresar. Debido a que, luego de permanecer dos meses detenido por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), se convirtió en uno de los 238 venezolanos expulsados a la megacárcel de El Salvador.
Con base en la Ley de Enemigos Extranjeros, una norma jurídica creada en 1798, hace más de 227 años, el presidente estadounidense Donald Trump tomó la decisión de expulsar a decenas de presuntos miembros de la megabanda venezolana Tren de Aragua y de la organización terrorista internacional Mara Salvatrucha (MS-13).
No obstante, según el tatuador de Cornejo, el venezolano Pedro Freites, su connacional deportado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), ubicado en Tecoluca, El Salvador, “no tiene ningún vínculo con la organización criminal más poderosa de Venezuela y sus tatuajes no tienen nada que ver con esas estructuras delictivas”.
Tatuador de venezolano defiende su inocencia
“Soy el tatuador de Frizgeralth Cornejo, uno de los venezolanos que actualmente está encarcelado en El Salvador. Luego de ver la noticia y de verlo en la injusta situación en la que se encuentra debido a los tatuajes que yo le hice, me sentí realmente devastado y bastante culpable”, dijo Pedro Freites durante una entrevista con el canal Univisión.
“En su momento, elegimos todos esos tatuajes únicamente para que combinaran entre sí, pero todo se salió de control cuando comenzaron a acusarlo de pertenecer al Tren de Aragua”, agregó Freites, luego de mencionar que le ha tatuado “una gran parte del cuerpo” a Cornejo, a quien considera un buen amigo e inocente de estos delitos.
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“Le tatué una rosa en el cuello, un querubín con una flor en el abdomen, un ángel en el pecho y la fecha del cumpleaños de su mamá en el hombro. También tiene unas mujeres en las piernas, pero esos diseños no son míos, los sacamos de internet y a él le gustaron”, añadió el tatuador venezolano, en defensa de la inocencia del deportado.
“Son tatuajes sin mucho trasfondo; quizás la mayoría los hicimos solo por moda. Ninguno tiene afinidad con la banda del Tren de Aragua. En mi carrera he tatuado más de 200 rosas, porque es un tatuaje demasiado común, al igual que las coronas y los relojes”, argumentó Pedro, indicando que cualquier persona podría parecer sospechosa.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Pública de EE. UU., los tatuajes con rosas, coronas y relojes “comúnmente se relacionan con el Tren de Aragua”; sin embargo, según el tatuador venezolano, esos diseños son muy populares en América Latina y prácticamente los puede tener cualquier persona, sin necesidad de que sean criminales.
“Las autoridades estadounidenses deberían hacer una investigación mucho más a fondo de las personas que deportan”, concluyó Pedro Freites, quien sostuvo hasta el final que ni sus diseños, ni sus tatuajes, ni Frizgeralth Cornejo tienen relación alguna con la banda criminal Tren de Aragua, por lo que no debería estar en esa cárcel salvadoreña.