Deporte Nacional

Kevin Luna, de inmigrante a medallista panamericano

Esfuerzo, superación y perseverancia son los adjetivos que describen lo que ha sido la carrera del boxeador Kevin Luna, guatemalteco, que con la medalla de bronce en Toronto 2015 se dio a conocer como un atleta de alto rendimiento.

Para Luna, el llegar ahí no ha sido cosa fácil. Su incursión en ese deporte fue por ahorrar costos. “No era algo que me gustara, pero mi mamá —María Muñoz— me metió al boxeo porque era gratis”, recuerda Kevin.

Con el tiempo, el nacional le encontró el mejor sabor a esa disciplina, y junto a su entrenador, Manuel Nava, comenzaron la travesía, que por el momento les devuelve una presea de bronce.

Sus comienzos

Para Luna, el estar en el boxeo significaba acercarse a su sueño de pelear como Goku, la estrella de Dragon Ball, fue eso lo que hizo que aceptara el reto. “Sé que se van a reír; pero eso era lo que yo quería, luchar como él, así que por eso me animé”, recuerda con una sonrisa que lo caracterizó en su tiempo en Guatemala.

Para ese momento, Luna ya había recorrido un camino que pocos niños tienen la oportunidad de hacer.

A los 9 años, emprendió el viaje como indocumentado hacia Estados Unidos, para reunirse con su madre, quien unos meses antes había viajado para conquistar el sueño americano.

“Uf. Viví muchas cosas en ese viaje. Aprendí a hablar como mexicano, porque estuve unos días viviendo allá. La verdad, quejarme del viaje no puedo; era un niño, y lo disfruté”, describe Luna.

El boxeador pasó la frontera dormido debajo de un sillón. “Cuando desperté, ya estaba del otro lado de la frontera”, cuenta.

Al tomar parte del sueño americano, Luna aprendió que debía trabajar y luchar por lo que quería. Su vida se ha basado en eso: perseverancia para mantenerse de pie.

Se une a la Selección

Tras años de haber residido en Estados Unidos, el boxeador buscó la opción de arreglar sus papeles y estar tranquilo en el país del norte, situación que él no imaginó lo llevaría a conocer la Selección Nacional de Boxeo. Como parte del proceso para ser residente, Luna tuvo que viajar a Guatemala, y así esperar la notificación.

“Me dijeron que serían tres semanas, y eso se convirtió en año y medio. Hubo un momento en el que me quería regresar mojado, ya no estaba bien acá en Guatemala”, expresa Luna.

Fue en ese período de desesperación que Luna conversó con su entrenador, Manuel Nava, con quien ha entrenado durante siete años, y fue él quien le aconsejó que buscara la Federación Nacional de Boxeo y así ocupar su tiempo.

“Llegué a la Selección, y como tenía noción, me colocaron de esparrin de algunos compañeros, y así me integré”, recuerda Luna, quien ahora es parte de la historia del boxeo nacional, al ser la segunda medalla en unas justas panamericanas.

Durante ese tiempo en Guatemala, Kevin no solo se integró a los mejores nacionales, sino que también encontró a la persona quien ahora es su mayor apoyo, su esposa.

Motivación extra

Un día normal en la vida de Luna comienza a las 4 de la mañana, cuando sale a entrenar, y luego se traslada a su actividad laboral, la cual consiste en manejar camiones de carga. Por la tarde, hace un segundo entrenamiento, y por la noche, comparte con su hijo. Sus días son muy ajetreados, pero para él son lo suficientemente motivadores para mantenerse en el camino.

Pero fue en su trabajo donde encontró una motivación más que especial. “Empecé de muy abajo, y de a poco fui escalando puestos hasta a donde estoy ahora. Fue así como conocí a mi actual jefe, quien comenzó conmigo, pero luego lo ascendieron”, recuerda Luna.

Fue él quien, ante sus reproches y desánimos, le dio a Kevin la mejor de las motivaciones. “Recuerdo un día, ya cerca de que partiera a los Juegos Panamericanos de Toronto y debía pedir permiso. Él me dijo: Oye, Kevin, te veo fracasando y cambiando de trabajo a cada momento”, relata.

Esas palabras hicieron que el atleta bajara las seis libras que necesitaba para dar el peso. Ahora, Luna ha dado vuelta a la página, y sueña con poder dar el salto para boxear a nivel profesional.

Gran talento

Para Nava, el talento de Kevin es algo que lo llevará a triunfar aún más. “Antes de viajar a los Juegos, yo dije que él tenía para ganar un bronce, y lo consiguió”, comentó el estratega.

“Se imaginan, con un poco más de peleas: Luna consigue vencer al cubano”, agregó Nava, quien considera que el boxeador aún tiene mucho más potencial para dar, y buscarán que lo haga.

En el camino a Toronto 2015, Nava y Luna se prepararon específicamente con seis meses de antelación, por lo que su viaje a Canadá lo tenían para confiar en los resultados que al final fueron obtenidos.

El futuro del boxeador será mantenerse en el camino de las justas, y busca clasificar a Río 2016, por lo que tendrá que prepararse para ser parte del evento con el que consiga llegar al máximo evento de un ciclo olímpico.

“Quiero mantenerme en acción para ir a Río de Janeiro y hacer una buena actuación”, comparte Luna.
Ahora ya solo le queda una meta por cumplir, y por más curiosa que parezca, Luna quiere que le cumplan “estar en la playa con 20 cocos y una soda”, es lo único que me queda después de la medalla, agrega con una sonrisa.

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