Revista D

Mediadora de migrantes

Aboga por los guatemaltecos indocumentados que residen en Maryland, Estados Unidos.

Evelyn Leiva, abogada. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Evelyn Leiva, abogada. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Evelyn Karina Leiva Magariño es una abogada de 39 años que creció junto a su padre, un exfiscal del Ministerio Público, y decidió seguirle los pasos. Se graduó en el 2011 y una propuesta de matrimonio la llevó a radicar en Maryland, Estados Unidos.

Al migrar a otro país creyó que el título se quedaría colgado en la pared de la casa, pero no fue así. Empezó a trabajar como voluntaria en el consulado de Silver Spring, condado de Montgomery, en Maryland y hoy es la esperanza de muchos migrantes indocumentados que buscan solucionar sus problemas.

Su esposo es propietario de una compañía de jardinería que durante la época de invierno remueve la nieve.

Es madre de dos adolescentes; el mayor se prepara para ingresar a la Fuerza Aérea de Estados Unidos y la menor tiene previsto estudiar Arquitectura, comenta vía telefónica.

¿Su título de Abogada lo obtuvo en Guatemala?

Sí, me gradué de la universidad Rafael Landívar, en Quetzaltenango, en el 2011. Ese mismo año me vine a Maryland porque me casé con un ciudadano estadounidense de origen guatemalteco.

¿Tenía entre sus planes abogar por los migrantes?

No, pero ha sido un trabajo apasionante. Me quedé soltera cuando mis hijos tenían 5 y 6 años, así que me dediqué a educarlos y a sacar mi carrera.

Mi papá fue fiscal durante 12 años, ahora tiene un bufete. Él es mi inspiración. Es un profesional que me hace mantener la frente en alto.

Después de graduarme conocí a quien hoy es mi esposo. Él ya era residente en Estados Unidos, y tras el matrimonio nos radicamos en este país. Creí que iba a dejar mis títulos colgados en la pared de la casa, pero no fue así, pues Dios tenía otros planes para mí.

¿Cómo comenzó a interesarse por los migrantes?

Alguien me propuso trabajar en una oficina de servicios para migrantes, pero se aprovechó, así que cuatro meses después decidí seguir sola con el trabajo.

Me puse en contacto con el cónsul. Durante dos años trabajé como voluntaria en Silver Spring, en Maryland, donde empecé a participar en jornadas de educación y orientación para los connacionales. Me di cuenta de que sus necesidades son muy grandes. En aquel tiempo el Ministerio de Relaciones Exteriores habilitó un servicio legal de información, gracias al cual tuvimos comunicación con muchos guatemaltecos indocumentados. Fue así como conocí a Louise Olaverri, una abogada también guatemalteca, quien comenzó apoy��ndonos con cosas básicas. Su orientación y asesoría fueron y siguen siendo indispensables.

¿Cómo cambiaron los servicios que ofrecían?

Durante los años que apoyé las jornadas de información me di cuenta de que los connacionales necesitan más que trámites de poderes y mandatos, por ejemplo, hay muchas madres que tienen que acudir y ser representadas en los juzgados de Guatemala o padres que desean reconocer a los hijos que dejaron.

¿Qué otro tipo de casos atiende?

Cuando el Registro Nacional de las Personas (Renap) se hizo cargo de la emisión de documentos fue necesario practicar correcciones a las partidas de nacimiento, que solo pueden hacerse por medio de un abogado, así que desde entonces ofrecemos ese servicio sin necesidad de viajar.

En este proceso de transición se perdieron muchas hojas de los libros de las municipalidades por lo que tuvimos que redactar asientos extemporáneos de esas partidas.

El consulado da mucho apoyo en el área civil, pero cuando no puede, nosotros llevamos a cabo las inscripciones notariales de matrimonios, entre otras funciones.

Trabajo de la mano de un bufete en Guatemala.

¿Solamente se dedican a la parte civil?

No, también tengo algunos casos penales, pero la parte de mayor demanda es la civil. Hubo mucha cancelación de pasaportes falsos, los migrantes necesitan auxilio en casos de doble ciudadanía, así como los de guarda y custodia de menores, entre otros.

¿Fue necesario validar su título universitario?

No, podemos ejercer la profesión de notarios en cualquier parte del mundo.

Fue vital, por supuesto, la inscripción de la compañía de servicios profesionales, la cual cuenta con una firma en Guatemala y, además, trabaja con varias organizaciones sin fines de lucro.

¿Solo trabajan en Maryland?

No, también en Washington y Virginia, y si hay necesidad de ir a otro estado, lo hago.

¿Cuál ha sido su experiencia con los juzgados guatemaltecos en casos de migrantes?

Con algunos muy buena, pero me he encontrado con jueces que no abren su mente a las necesidades de este grupo y atrasan los procesos todo lo que pueden. Algunos juzgadores tiene muchos prejuicios, pero también creo que muchos abogados hacen un trabajo espectacular.

¿Cuál es la parte más gratificante de su trabajo?

Uno de los mejores pagos es ver cómo cambia la vida de los clientes luego de llevar a cabo algunos trámites que los ayudan a obtener un pasaporte, una visa para legalizar su estatus migratorio, su situación civil o ser testigo de la reunificación familiar, todas estas cosas son las más bellas de mi labor.

¿Su familia la apoya en lo laboral?

Mis hijos son adolescentes; ella tiene 17 y él 18. Me apoyaban cada vez que se llevaban a cabo los consulados móviles.

Mi esposo es muy comprensivo, pues entiende la naturaleza de mi trabajo, que mis horarios son fuera de oficina y los días de mayor ajetreo son los sábados o días festivos, porque la mayoría de mis clientes trabajan durante largas jornadas diarias.

¿Cree que tendrá a sus hijos como socios del bufete?

Ellos están por terminar high school y creen que mi profesión es demasiado exigente, así que parece que ninguno de los dos será mi socio. Hay que manejar el estrés de la gente y eso es difícil.

Mi hijo está preparándose para ingresar a la Fuerza Aérea. A mi hija le encanta la matemática y tengo la sospecha que estudiará Arquitectura.

Mientras eso ocurre me preparo para cursar una maestría en Derecho en la universidad de Baltimore o en la de George Washington. También pretendo tomar el examen de la barra de abogados para ejercer la representación legal en las cortes de Maryland. Aquí hay mucha necesidad de abogados de habla hispana.

Le doy gracias a Dios porque abrió las puertas con todas las bendiciones juntas.

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