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El restaurador del Cristo Yacente del Calvario rechaza que esa imagen haya tenido daños

"Solo limpié la imagen", el restaurador del Cristo Yacente del Calvario rechaza que esa imagen haya tenido daños, ya que, asegura, solo le retiró la suciedad.

El restaurador  Ramiro Irungaray afirma que en el 2001 limpió el Cristo Yacente del Calvario y en esa ocasión también quedó blanco. (Foto Prensa Libre: Brena Martínez)

El restaurador  Ramiro Irungaray afirma que en el 2001 limpió el Cristo Yacente del Calvario y en esa ocasión también quedó blanco. (Foto Prensa Libre: Brena Martínez)

CIUDAD DE GUATEMALA- En los últimos días se ha oído hablar de manera constante sobre el restaurador Ramiro Irungaray, quien hizo la limpieza al Cristo Yacente del Calvario, lo cual generó malestar en los feligreses porque se le cambió el color con que se le conocía, por lo que surgen dudas sobre su experiencia en el campo de la intervención de imágenes religiosas.

Irungaray, de 84 años, ha restaurado imágenes desde que tenía 8. Desde muy pequeño manifestó especial atracción por la belleza de las esculturas religiosas de su familia y comenzó a tallar algunas de su creación sin ningún tipo de instrucción.

Su padre, al ver su habilidad, lo llevó con el artista Julio Dubois —abuelo—, quien lo recibió como aprendiz y luego lo contrató como trabajador.
Allí trabajó ocho años, luego continuó en otros talleres de restauración, ya que su sueño de convertirse en sacerdote nunca pudo cumplirse, por falta de recursos en la familia.

 Irungaray, quien fundó el primer taller estatal de restauración de imágenes en Guatemala, conversó con Prensa Libre sobre las causas por las cuales se ha visto envuelto en esta polémica que se ha convertido en un caso investigado por la Fiscalía de Delitos contra el Patrimonio, del Ministerio Público, para establecer la supuesta  alteración del  Cristo Yacente.

¿Cuántas imágenes religiosas  ha restaurado?

Ya he perdido la cuenta, pero en 1999 tenía el registro de unas 600 aproximadamente. Cuando la gente me comenzó a conocer y me traían sus trabajos los comencé a apuntar, pero algunos se me olvidaron. Es una cantidad inmensa que pasa de las dos mil.

¿Qué técnicas utiliza?

Pues las que me enseñaron mis maestros Julio Dubois y Domingo Guzmán. Me enseñaron a hacer empaste, a hacer cola y yeso. Aprendí todo muy rápido, casi no me explicaban nada, porque yo captaba todo. Igual pasa cuando enseño, a unos les cuesta más que a otros. Aprendí a hacer el encarnado con albayalde —carbonato básico del plomo, de color blanco y se emplea en la pintura y escultura—.

Se utilizan tonalidades según la parte del rostro, como celeste para los párpados, el rosado para las mejillas.

Para hacer el encarnado se necesitan tres capas, y para la última se utiliza aceite de chan. También aprendí a hacer esculturas de molde.

Se ha afirmado que  la imagen sufrió lastimaduras y sus rasgos están cambiados ¿Qué trabajo le hizo?

No le toqué nada, solo le quité la suciedad producida por el humo de las candelas y por eso estaba negro, especialmente en el rostro y las manos. El cuerpo estaba más limpio. En el 2001 también me lo trajeron y se le restauraron las partes que estaban rasgadas y se devolvió también blanco y no dijeron nada. No sé por qué ahora se hizo relajo porque solo limpié la imagen.

También se ha especulado que ese no es el Cristo.

Esa es tontera de la gente. Ese es el Cristo, ni modo que les voy a poner otro, a mí no me sirve. Aquí se limpió y se lo llevaron. No se le quitó nada ni se le puso nada, lo devolví tal como me lo trajeron.

¿Cuánto cobró por la restauración del Cristo?

No se cobró mucho. No se cobró lo que cobran los del Instituto de Antropología e Historia (Idaeh).

¿Por qué entregó la imagen con ese color blanco?

Antes de entregar la imagen yo les mandé a preguntar a los encargados —del Cristo Yacente del Calvario— si le aplicaba la pátina, pero ellos me dijeron: “Así la queremos”. Cuando se la vinieron a llevar me dijeron que así les gustaba. Ahora estoy fregado porque están haciendo lío con todo eso. Ahora se le puede echar la pátina.

Les he hecho llamados para que me la traigan y no se les va a cobrar ni un centavo, pero no se sabe cómo lo  quiere la gente, tal vez lo quieren negro, se le tendría que echar una pátina negra, pero si no, para qué se limpió.  ¿Quién les ha dicho que Jesús era negro? Nadie sabe cómo era Jesús realmente.

LARGA TRAYECTORIA 

Irungaray ha sido maestro de varios restauradores. Nació en Guatemala, en 1930. Su abuelo era español.

Aprendió de manera autodidacta la profesión de restaurador. Trabajó con el artista Julio Dubois —abuelo— y Julio Dubois —nieto—.

Fundó el primer taller de restauración de imágenes del Idaeh, donde trabajó   por 19 años. Ha sido maestro de muchos restauradores.

Ha intervenido imágenes como Jesús Nazareno de la Justicia  del Calvario, Jesús Nazareno de la Merced y el Cristo  de Esquipulas.

POLÉMICA –Revuelo entre feligresía-

Cuando la imagen del Señor Sepultado del templo Nuestra Señora de los Remedios —Calvario—, zona 1, fue devuelta a su urna, el martes último, después de haber sido sometida a un trabajo de limpieza, los devotos mostraron su descontento, especialmente en las redes sociales, porque lo ven más pálido y con rasgos diferentes.

El párroco del Calvario, Héctor Corado, informó que se solicitó al restaurador Ramiro Irungaray que limpiara la imagen de polvo, humo de veladoras y de emisiones de motores diésel.

La Fiscalía de Delitos contra el Patrimonio, del Ministerio Público, investiga si la imagen fue cambiada o robada, y verifica si las personas que estuvieron a cargo de la intervención contaban con autorización del Instituto de Antropología e Historia.

El Cristo fue tallado por Pedro de la Rosa —también conocido como Pedro de Mendoza— a mediados del siglo XVII.
Fue consagrado en 1989 y en el 2000 fue registrado como patrimonio nacional.

REMOCIÓN

La situación se ha complicado porque el arzobispo metropolitano, Óscar Julio Vian, expresó que este hecho podría llevar a la remoción del párroco del Calvario, Héctor Corado. Monseñor Vian afirmó que Corado podría ser citado ante el Tribunal Eclesiástico para que explique la situación.

“¿Por qué no decimos nada cuando se les hace tanto daño a las personas y ahora levantamos un escándalo con la imagen de Jesús, que es mucho menos que una persona?”, expresó el arzobispo metropolitano.

“No se puede tocar lo sagrado”

El restaurador Jorge Carías indica que al Cristo Yacente se le puede aplicar una capa de pátina.

En el trabajo de restauración del Cristo Yacente del Calvario, que estuvo a cargo de Ramiro Irungaray, debió prevalecer el criterio de conservación y restauración, en el sentido de que no se puede cambiar la idea que la feligresía tiene de la imagen, afirmó el restaurador Jorge Carías, catedrático de la Universidad de San Carlos de Guatemala, con 35 años de experiencia.

“Don Ramiro ha sido nuestro maestro y conoce todas las técnicas y tiene amplia experiencia. Sin embargo, se excedió en la limpieza y eso resulta chocante cuando se le conocía como imagen de una tonalidad oscura”, explicó Carías.

“Cuando queda blanca la figura, se aplanan los rasgos del rostro. El color oscuro acentúa la anatomía, por lo que es bueno conservar esas sombras”, expresó.  

El restaurador manifestó que lo que queda es tratar de resolver la situación al aplicarle una capa de pátina.

“El problema es que uno como técnico y profesional tiene que imponer su criterio y punto de vista y no hacer lo que quieren los demás”, señaló el especialista.

Don Ramiro se dejó influenciar por la Hermandad. Hay que conservar hasta el último punto. Esta imagen tiene mucha feligresía, por lo que hay que tener cuidado.

“A la gente le afecta que le toquen lo sagrado”, expuso Carías.

CONSERVA SU VALOR

En relación con el hecho de si la imagen perdió su valor histórico con este cambio, refirió: “No por eso va a perder su antigüedad; la imagen es la imagen y lo que cambió fue el exterior, la capa pictórica que se ve más limpia”.

Resaltó que la limpieza sí estuvo bien hecha, aunque Irungaray debió estudiar el entorno de la imagen al consultar a la feligresía e historiadores para no actuar unilateralmente al momento de intervenir.

“Es como el caso del Cristo de Esquipulas, cuyo encarnado original era claro, pero con el tiempo se fue oscureciendo y la gente lo conoce de esa forma y no puede cambiar esa idea”, dijo el catedrático universitario.

También explicó que otro error fue no pedir autorización al Instituto de Antropología e Historia, porque eso está contemplado en  la ley.

“Cuando queda blanca la figura, se aplanan los rasgos del rostro. El color acentúa la anatomía”. Jorge Carías, catedrático.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.