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Ola de atentados causa pérdidas millonarias

El 19 de diciembre de 1969 empresarios guatemaltecos sufrieron los efectos del terrorismo debido a que fueron blanco de potentes artefactos explosivos, cuando se preparaban para las ventas navideñas.

Portada de Prensa Libre del 20/12/1969. (Foto: Hemeroteca PL)

Portada de Prensa Libre del 20/12/1969. (Foto: Hemeroteca PL)

Varias bombas incendiarias explotaron en centros comerciales y casas particulares y provocaron grandes incendios.

Varios jóvenes habrían colocado varias bombas incendiarias, las cuales fueron detonadas por medio de un mecanismo de tiempo, sincronizadas para que estallaran a las 21.20 horas.

Los incendios ma?s destructivos ocurrieron en el almace?n Paiz de la 9a. calle, entre 8a. y 9a. avenidas, zona 1; Super Samaritana, de la 6a. calle, entre 7a. y 8a. avenidas; supermercado Coto Escobar, ubicado en el Centro Comercial Montu?far, en la zona 9; La Jugueteri?a, de la 6a. avenida entre 10a. y 11 calles, zona 1; la cadena de almacenes Populares , en la 5a. avenida, entre 15 y 16 calles, zona 1; y el almace?n Caribe, de la 8a. calle entre 8a. y 9a. avenidas de la misma zona.

Preliminarmente se dio a conocer que las pe?rdidas pasaban de varios millones de quetzales.

La serie de hechos terroristas empezó a las 21.20 horas en la cadena de Almacenes Populares, propiedad de Fernando Slrowiaj, donde una bomba incendiaria estallo? en una estanteri?a con sue?teres y abrigos.

Una de las cajeras del negocio dijo a Prensa Libre que en el negocio se encontraban algunas personas comprando y que vio a tres jo?venes bien vestidos que entraron y luego salieron sin comprar nada. Esto los hizo sospechosos debido a que todos los clientes llevaban sus paquetes a la caja para cancelarlos.

Segundo acto terrorista

El almacén Caribe, propiedad de Óscar y Jorge Quan, fue el segundo en sufrir las consecuencias del terrorismo debido luego que una bomba explotó en un estante de camisas.

Al llegar los agentes de las fuerzas de seguridad comenzaron a desactivar una bomba, la cual no estalló; esta estaba compuesta de cuatro pilas y un reloj de los que se conocían como “diablitos”, ya que se conseguían a bajo precio en mercados o ventas callejeras.

Voz de alarma

Bomberos y agentes de la Policía se encontraban en el almacén Caribe donde apagaban el fuego causado por otro acto de sabotaje. Les llegó otra voz de alarma, la cual informaba sobre otro incendio originando por otra bomba en un almacén de la 6a calle de la zona 1. Este era el Almacén Super Samaritana, propiedad de René Decaret.

Una señora que tenía una venta de artículos navideños frente al almacén dijo que vio salir humo y luego percibió olor a hule quemado, lo cual la alarmó. Inmediatamente, el fuego se extendió dentro de las instalaciones del almacén Super Samaritana. Este alcanzó las estanterías del negocio. Fue el más grave, debido a que el fuego se hacía incontrolable.

Queja de los bomberos

Los bomberos se encontraron en esa ocasión con el problema de las ventas navideñas instaladas en la 6a. calle y 8a. avenida de la zona 1, que les impidieron que las motobombas llegaran con rapidez al lugar de la emergencia, dijo uno de los socorristas.

Los propietarios de los puestos callejeros comenzaron a recoger su productos e interrumpieron el paso de los bomberos. Esto impidió que las motobombas llegaran frente al almacén, por lo que fue necesario utilizar mangueras largas para llegar hasta el negocio y sofocar el fuego.

Otros negocios amenazados pr el fuego eran almacén La Feria y Farmacia Godoy donde había una bodega con productos plásticos e inflamables que se quemó en su totalidad

La vivienda de Mario Barrutia, un comedor y la fábrica de calcetines Malfor no se salvaron del devastador incendio.

Momentos después se supo de otro atentado contra el almacén Coto Escobar, propiedad de Anolio Martínez Maella, ubicado en el Centro Comercial Montúfar, zona 9. Los bomberos, que no se daban abasto, se tuvieron que dividir para cubrir tantas emergencias ese mismo día, lo cual evitó que el fuego se propagara y dejara mayores pérdidas .

Arde Almacén Paiz

Simultáneamente empezó a arder el Almacén Paiz, propiedad de Carlos y Graciela de Paiz.

Inmediatamente, los bomberos se trasladaron con sus unidades al lugar de la emergencia, donde las llamas eran incontrolables.

Los esfuerzos de los apagafuegos fueron en vano debido a que las llamas había consumido la totalidad del negocio.

El fuego se extendió hacia la 9a. avenida, por lo cual se encontraban amenazados los edificios del Congreso de la República, foto Canche Serra, Librería Lumen, Mueblería El Crédito, Casa Gal, Librería Molino, Floristería El Comercio, Zapato Americano y Almacén Verdel, pero la inmediata intervención de los cuerpos de socorro evitó una mayor desgracia.

Terrorismo en La Juguetería

El almacén La Juguetería también fue objeto de la acto terrorista, luego de la colocación de otra bomba de similar diseño que no estalló.

Colocan más bombas

Los bomberos se encontraban en alerta máxima acudieron inmediatamente al llamado de auxilio debido a otra carga explosiva que fue dejada en el almacén Vásquez, ubicado en la 5a. avenida y 16 calle zona 1; otra más fue colocada en la cafetería La Luciérnaga, de la plazuela 11 de marzo y 7a avenida de la zona 4, la cual no causó mayor daño.

Almacén Vásquez

De no haber sido por la rápida intervención de los bomberos, el Almacén Vásquez hubiera corrido la misma suerte de los otros establecimientos que fueron consumidos por el fuego.

Un cliente que llegó al almacén a comprar una sacola, al probarse la prenda sintió que ésta tenía algo en la bolsa. Al revisar encontró una bomba, la cual tenía un mecanismo compuesto de un reloj de bolsillo y cuatro baterías tipo lapicero. Un guardia privado que cuidaba el negocio tomó el artefacto y lo lanzó a la calle, donde fue desactivado.

Bomba en hidrante

Otra bomba estallo el sábado 19 de diciembre de 1969 a la 16.30 horas en de un hidrante ubicado en la 6a. avenida y 9a. calle de la zona 1 sin causar daños, a pesar de que en los alrededores se encontraban varios vendedores de artículos navideños.

Bomba lacrimógena

Una bomba lacrimógena fue lanzada a eso de las 13.50 horas del sábado frente al supermercado La Sevillana de la zona 4, mientras que otras dos fueron halladas sin explotar en las ventas callejeras situadas en la esquina de la 5a. avenida y 16 calle de la zona 1.

Los investigadores de la Policía Nacional al acudir al lugar informaron que el artefacto que estalló en La Sevillana fue colocado con el propósito de afectar a los compradores que en esos momentos realizaban sus compras de fin de año.

Otros comercios afectados

Los almacenes Quan Lam y El Siglo, ubicados en la 6a, avenida entre 13 y 14 calles de la zona 1 también fueron víctimas de los terroristas .

En el almacén Quan Lam los empleados que atendían a los clientes vieron salir humo de un estante de camisas, por lo cual dieron aviso a los bomberos quienes procedieron a evacuar el local y poner a salvo a los trabajadores.

Luego de realizar un minucioso registro por los alrededores localizaron un artefacto de igual manufactura que los anteriores, mientra que en almacén El Siglo se produjo otro atentado con igual similitud.

Los propietarios de estos dos negocios calcularon las pérdidas en Q350 y Q150, respectivamente.

Quedan sin trabajo

Doscientas familias fueron damnificadas por los incendios provocados por la ola de atentados terroristas ocurridos en los distintos almacenes.

Hablan propietarios

René Decaret

Dekaret, propietario de Super Samaritana, y quien se encontraba en otro de sus almacenes, dijo era realmente lamentable que después de 45 años de estar luchando con el negocio ocurriera esto.

“Gracias a Dios mi negocio estaba asegurado. Esto ayudará un poco pero lo que más lamentamos es que mucha gente se haya quedado sin trabajo, 48 trabajadores afectados eran de mi negocio”, se lamentó.

Los Paiz

El ser entrevistados los propietarios de almacenes Paiz, dijeron que este negocio era una sociedad anónima integrada por más de doscientos accionistas de los cuales 27 eran empleados.

“Cien trabajadores laboraban en el almacén y por causa del acto terrorista se tuvo que despedir a cincuenta. Los empleados más antiguos fueron absorbidos por otras tiendas Paiz, pues consideramos que es lo justo, ya que tenían muchos años de servicio”, dijeron.

Ana de Bietti

Bietti, dueña del almacén Santa Ana, dijo: “Nos quedamos prácticamente en la calle, pues no teníamos asegurado el negocio, debido a las malas ventas. Tenemos un año de tener el almacén. Lo invertido por mi esposo no lo hemos recuperado y los cuatro empleados que teníamos quedaron también en la calle”.

Colchonería Francisco José

Catalina Marroquín, propietaria de La Colchonería, manifestó que sus pérdidas eran de aproximadamente Q125 mil quetzales y lamentaba que su negocio no estuviera asegurado, pues se había quedado solo con la ropa que llevaba puesta.

Con lágrimas dijo que después de 14 años de trabajo se había quedado sin nada debido a los actos de terrorismo y que los 60 trabajadores que tenía habían quedado en la misma situación que ella.

Almacen Hilatex

Mario Gadala Zedán Kattan, del almacén Hilatex, dijo que él y su esposa estaban viendo el incendio de Super Samaritana por la noticias y a los pocos minutos recibió una llamada en la que le indicaban que su negocio también ardía. A consecuencia del fuego sus 30 trabajadores quedaron sin empleo hasta que dilucidara su situación con las aseguradoras.

Bomberos afectados

Ocho bomberos municipales resultaron lesionados y 15 más con síntomas de intoxicación durante los incendios provocados por las bombas terroristas que sacudieron el centro de la ciudad.

Comerciantes se organizan

Los propietarios de los almacenes y tiendas contrataron agentes privados para vigilar lo poco que quedó de los almacenes, mientra los pequeños empresarios cuidaban ellos mismo sus negocios.

Algunos almacenes que atendían a la clientela trataban que los compradores estuvieran cómodos, por lo cual habilitaron en sus instalaciones vestidores para que se probaran la ropa y al salir de éstos eran registrados minuciosamente por los propios empleados, pues hubo gente que aprovechó la situación para robar.

Cámara de Comercio

La Cámara de Comercio de Guatemala demandó a las autoridades protección necesaria para los establecimientos comerciales afectados.

Aproximado en pérdidas

Según datos extraoficiales que dieron las autoridades en aquella ocasión, las pérdidas por los actos terroristas que dañaron a los dueños de varios comercios ascendieron a más de medio millón de quetzales. Además, decenas de personas quedaron desempleadas.

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