Líquido vital y disputado

Ileana Alamilla

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También es una verdad indiscutible que la mayoría de personas que tienen el privilegio de contar con agua entubada y potable no valoran en su justa dimensión esa prerrogativa. Cuando se desperdicia, ya sea por descuido, falta conciencia de lo que implica su traslado hasta el seno de nuestros hogares o porque simplemente se ignora que, según el secretario general de la ONU, una de cada tres personas en el mundo vive en lugares donde escasea, se está poniendo el riesgo a la humanidad.

En nuestro país, las enfermedades más comunes se contraen por ingerir agua insalubre, son males prevenibles, como la gastroenteritis, el cólera, la fiebre tifoidea, entre otras, que se llevan la vida de los niños, quienes, además, están en estado de desnutrición. Sin alimentos y sin agua su paso a la muerte es muy probable. ¿Cómo se puede recomendar a las madres que tengan condiciones higiénicas si viven refundidas en lugares donde se carece de todos los servicios?

La encuesta de condiciones de vida del 2011 reportó que el 24.73% de la población carece de agua para consumo humano. Las tres principales causas por las cuales los niños y niñas no asisten a la escuela están asociadas con el agua, que también falta en las escuelas. Los pobres, la gente que vive en el área rural o en áreas marginales son las principales víctimas de esta carestía y vale la pena recordar que las mujeres también son las más afectadas. Es sabido que en muchos lugares tienen que recorrer largas distancias para agenciarse de un poquito de ese líquido, ida y vuelta, con tinajas en la cabeza, innumerables veces acompañadas de sus pequeñas hijas con su respectiva carga.

Se ha pronosticado que las próximas guerras serán también por disputa de recursos, pero ya no del petróleo, como ahora, o de otros minerales preciosos, sino por contar con agua, cuyo valor actualmente es menospreciado, aunque en nuestro país ya están ocurriendo conflictos donde las comunidades están defendiendo ese preciado recurso, que por mandato constitucional debe ser público.

¡No a las hidroeléctricas!, es la consigna en varios lugares en donde se están impulsando esos proyectos o se ha anunciado que iniciarán, reivindicación que paradójicamente se contrapone al lema que este año acompaña la celebración de la ONU, “sin agua no hay energía”, que recuerda ese indisoluble vínculo entre generación de energía limpia y el recurso hídrico.

El reto será conciliar las necesidades inmediatas de las poblaciones cercanas a los afluentes en disputas, que no reciben los beneficios que anuncian las empresas, con las necesidades del país en términos de readecuar la matriz energética, avenencia que resulta bastante complicada, dados los antecedentes que rodean el problema.

¿Cómo convencer a las personas que el agua es indispensable para la generación de energía que a su vez significa desarrollo si las comunidades en donde están esos recursos ya han experimentado que ese beneficio nunca les llega?

Hay que levantar ese debate con la verdad, sin manipulaciones, ni engaños; energía sí, pero para todos y todas.

iliaalamilla@gmail.com

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