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A los 70 años del IGSS
Recientemente me reuní con Carlos Contreras, presidente de la Junta Directiva del IGSS, para entender un poco más sobre el tema de salud que tanto afecta y preocupa a la población.
Para comprender la situación es necesario conocer un poco de la historia del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, que fue creado en 1946, y su objetivo primordial era brindar una cobertura universal del seguro social a todos los habitantes guatemaltecos. Tristemente, en 70 años esta visión no se ha cumplido, pues tan solo están afiliados 1.3 millones de habitantes, de los 6.4 millones de la población económicamente activa.
Esta institución fue creada con altas expectativas sociales y humanas, pero durante los últimos 25 años las administraciones del IGSS han cambiado en una forma pendular, de regularmente buenas a súper corruptas. Y se han ocupado más de estar envueltos en sórdidos escándalos y actos de corrupción, que de construir buenos cimientos para el funcionamiento de un seguro social de primer nivel.
Tanto es así, que esta institución es conocida dentro del mundillo de funcionarios corruptos, como “el botín político”. Lastimosamente, el IGSS ha perdido su autonomía, se ha politizado y se olvidó de su visión inicial. Si los funcionarios que han estado a cargo hubieran trabajado honestamente, en lugar de haberse enriquecido ilícitamente, otro sería el escenario.
El IGSS tiene problemas endémicos e históricos que se remontan a sus inicios, pero aun así y por décadas ha mantenido una atención relativamente satisfactoria para los afiliados y beneficiarios. Lamentablemente y con los años los problemas se han ido agravando, y cada vez se hacen más notorios, con unidades sobrepobladas y poco funcionales para la atención médica.
Aunque el IGSS tiene los suficientes recursos económicos, es importante resaltar que la deuda que tiene el Estado con esta institución es de 35 mil millones de quetzales. Deuda que, de ser cancelada, al menos en un ínfimo porcentaje, redundaría en un gran beneficio para el pueblo de Guatemala.
En realidad, la salud pública del país debería ser prestada en su totalidad por el Seguro Social, siguiendo el modelo de cualquier país del primer mundo. El IGSS podría llegar a tener la capacidad de prestar los mejores servicios médicos del país y hacer que la salud pública sea competitiva, igual o mejor que la privada.
Para ello se hace necesario mejorar las condiciones laborales del personal, sobre todo la de los médicos. Es ridículo que un conserje del Congreso, gane el triple que un médico del IGSS. Debe lograrse competitividad laboral para así tener a los mejores médicos especialistas del país al servicio del Seguro Social. Es necesario hacer una reclasificación del personal, evaluar capacidades y además proporcionarles una estabilidad laboral, para que trabajen con entusiasmo y motivación. El trabajador del IGSS debe ser dignificado.
Las opiniones que intercambié con el Lic. Contreras sobre sus proyectos a corto, mediano y largo plazo me parecieron creativas y coherentes. Por ejemplo, un plan maestro de infraestructura y una estrategia de recursos humanos y reclasificación de los puestos.
La idea que me agradó sobremanera es que para mejorar el sistema de adquisiciones de medicamentos e insumos hospitalarios se podría hacer a través de Unops (Oficina de las Naciones Unidas) para que garantice la transparencia y competitividad.
Los planes son buenos y la voluntad política se percibe, ahora dependerá mucho de la transparencia, proactividad y liderazgo, para ejecutar los cambios más urgentes y aliviar las necesidades de la población.