Las acusaciones necesitan bases
se debió a las presiones ejercidas por Fidel Castro, según versiones aceptadas tanto por los integrantes como por los adversarios de esa confrontación.
DENTRO DE LA lógica de buscar castigo para quienes violaron los derechos humanos al asesinar, secuestrar, etcétera, a sus adversarios, debe caber la idea de hacerlo de manera pareja; es decir, pedir cuentas a personas de cualquiera de los bandos. Si a la guerrilla se le otorga un nivel de seriedad en su organización, debe ser clara la existencia de registros de acciones armadas de cualquier tipo realizadas por los combatientes o los soldados y oficiales, y planificada por los superiores. Estos archivos son fáciles de buscar en el lado castrense, porque existen y debieron existir. Sin embargo, también hay en el lado de las organizaciones guerrilleras y deben ser investigados
DESDE HACE TIEMPO las organizaciones político-ideológicas conocidas en Guatemala como “de izquierda” han buscado el juicio y castigo de los militares de esas épocas. Los “de derecha” habían permanecido en silencio, con algunas excepciones. Pero las acciones realizadas por el señor Plocharsky parecen señalar un cambio. A mi juicio, el riesgo de empezar a buscar culpables, porque debe hacerse en ambos bandos, consiste en la posibilidad de abrir heridas y de despertar de nuevo los fantasmas y los demonios de la confrontación, porque por otra parte debe incluir la muerte de quienes fueron asesinados por sus propios compañeros, debido a diferencias personales, variaciones o cambios en el pensamiento de la dirigencia, etcétera.
POR ELLO, LA BÚSQUEDA de la verdad debe incluir la posibilidad de no estar preparado, quien desea o exige saber, a conocerla. Parte de este proceso son las acusaciones, los señalamientos, las críticas. Al presentarlos, es menester no caer en errores burdos. Un ejemplo claro es el de la periodista Marielos Monzón, a quien se le acusa directa o indirectamente de hechos ocurridos cuando ella no había nacido. Provoca una mezcla de risa y de molestia. En el caso de Iduvina Hernández, tenía diez años cuando ocurrieron algunos de los hechos imputados. Mario Roberto Morales y Jean Marie Simon ya eran adultos jóvenes, pero a mi juicio no se les puede acusar con base en participar en hechos violentos. En todo caso, su área era otra.
DEBO DECIR: CONOZCO a los cuatro. A Marielos y a Iduvina, por sus actividades periodísticas y de promoción de los derechos humanos. A la fotógrafa Simon, porque cuando estuvo en Guatemala en los ochentas sostuvimos conversaciones de puntos de vista distintos. La volví a ver hace pocos meses, cuando fue realizada una exposición de sus fotos de esos entonces. Ya es una mujer madura, como lo es Mario Roberto Morales, compañero de estudios en la facultad de Humanidades de la universidad Landívar hace unos 40 años. Ya ellos expresarán sus criterios acerca de las acusaciones, pero yo solo deseo señalar, en el caso de las dos primeras acusadas, que encajan en la interpretación de ser las acusaciones una prueba de poca seriedad y formalidad.