A tiempo que se ha firmado el Acuerdo de París en la Ciudad de Nueva York, con 170 países comprometidos a disminuir la temperatura del planeta y contrarrestar el calentamiento global, esperamos que con el acuerdo ya firmado no lleguemos a más de 1.5 grados Celsius. De hecho, los 11 meses que han pasado han sido los más calientes de la historia.

Para miles de campesinos que corren, marchan o caminan por la falta de agua es un grito y muestra de desesperación, pues han venido caminando por 12 días. Son guatemaltecos que se sacrifican por rescatar lo que es vida para todos. Hasta los vecinos de la capital se sumaron a estas peticiones marchando el día sábado, pidiendo “Agua Limpia Ya”. Oigamos el clamor del pueblo.

¿A quién culpar por la escasez de agua? ¿Al cambio climático? Podemos culpar a cuanto país desarrollado queramos por el uso de combustibles fósiles, y a cuanta industria queramos, pero también debemos considerar que al final del día todos somos responsables. Unos por desviar los ríos, otros por deforestar áreas pristinas y cambio de uso de suelo, otros por tirar la basura en los ríos como si fuesen basureros, otros por contaminarlos con productos químicos peligrosos, otros por hacer pozos donde quiera que se les ocurra, otros por la mala utilización del agua, como si esta fuese infinita. Los reglamentos siguen inoperativos y la ley del agua, sin surgir. Si los combustibles fósiles, los incendios forestales y la deforestación no son eliminados gradualmente, seremos los principales causantes de nuestro declive.

Los antiguos mayas, que construyeron una majestuosa cultura, sucumbieron. Después de vivir en armonía con la Madre Naturaleza por cientos de años, los jóvenes príncipes se fueron a excesos y exhacerbaron las sequías, disminuyendo el ciclo hidrológico. Con la deforestación llegó el sollozo de la tierra y dejaron sus ciudades abandonadas porque el agua escaseó y surgió la hambruna.

Ahora, después de la falta de agua, vendrán las inundaciones, y megahuracanes o tormentas. No me extrañaría que la Madre Tierra estuviese gritando cuando ocurren terremotos. El Dr. Andrés Romero Balcázar, del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la Unam, asegura que esta semana vendrá un megaterremoto, afectando a México y Estados Unidos simultáneamente. ¿Pero acaso guardan una relación estos sismos provocados por las fallas con el daño al planeta? El investigador explicó que sí. Los destructivos terremotos recientes han ocurrido por el daño que constantemente le provocamos a nuestra Madre Tierra. Antes ocurrían cada 50 o cien años, y ahora cada cinco o 10 años, dependiendo de las condiciones del subsuelo.

Lo que es lamentable es que a pesar de contar en Guatemala con un reglamento de aguas residuales, este no se activa, y contiene el 50% de lo que vendría a ser la ley del agua, que ha quedado entrampada en el Congreso. El acuerdo gubernativo 236-2006 entró en vigencia el 12 de mayo de 2006 y es insólito que aún no se haya implementado con rigor. Confío en que el ministro del MARN, Sidney Samuel —quien parece ser tan proactivo y decidido en querer cambiar la situación— llegue a implementarlo.

Si no atendemos estos retos, orientamos políticas públicas y disminuimos las externalidades negativas, no tendremos un futuro que contar. Actuemos en el marco de una sociedad responsable con empresas que actúan con responsabilidad social y ambiental y comunidades que velan por los mismos ideales. Todos debemos unirnos para un mismo propósito. No hay tiempo que perder.

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