La causa de la causa
De las últimas palabras de Manuel Colom Argueta en una entrevista radial, de fácil ubicación por internet, es que había que terminar “la orgía de sangre” en que estaba el país. Esas declaraciones fueron en marzo de 1979 y seguimos viendo, día a día, que gobiernos pasan pero los esfuerzos no son suficientes. Al salir de casa nos sentimos amenazados y en realidad, hasta en el seno del hogar lo estamos.
Se anuncia por nuestra Constitución la existencia de un sistema de gobierno republicano, democrático y representativo. Creímos que estos tres postulados eran la clave para vivir en paz. Sin instituciones fuertes no hay, ni por asomo, una eficiente gestión del poder. La democracia es clave para entender el libre juego de ideas, pero sobre todo, el respeto absoluto a los derechos humanos desde cualquier tribuna, y por último, una sociedad debe sentirse representada.
El esquema republicano del país en 2014 es mejor de lo que era hace unos años. Lo aseguramos porque cada vez más personas están comprometidas con la construcción de sus instituciones. Basta ver los diarios de hace 10 años para percatarnos de que la difusión de noticias, por ejemplo, sobre la integración de Cortes o del Ministerio Público, no ocupaba el interés de ahora.
El riesgo en la construcción de las instituciones republicanas es que muchos se ponen ese disfraz para gestionar, desde el poder, abusos y prebendas, pero aún así hay muestras de optimismo. Los grandes problemas los enfrentamos en nuestro ejercicio democrático y representativo porque vamos en evidente picada. Cada vez estamos menos representados y no somos los únicos, los colombianos nos enseñaron el domingo una actitud de rechazo a su clase política: el 60% no votó, el 6% lo hizo en blanco y el 3%, nulo. Así un 70% se mostró harto de las opciones que tiene. ¡Este es el mensaje!
La gran causa del desgaste del sistema, acá y allá, es el ingreso de dinero a la política, y de ahí que si no hay ningún control y publicidad de las fuentes jamás podremos construir un esquema real y efectivo de participación.
El uso del dinero en la política da asco y por eso cualquier autoridad electoral, y acá entran las gremiales y universitarias, debe velar por la publicidad en el manejo de los fondos, pero, sobre todo, de las fuentes. Si el crimen financia campañas en vez de estudiar la Constitución o leyes, dediquémonos a la lírica que tendrá mayor chance de ser real y efectiva.