Contrapeso democrático

FRANCO MARTÍNEZ-MONT *

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—Antonio Obando y Silverio Ortiz como actores de resistencia ante las dictaduras preliberales y benefactoras del Estado finca—, el cual se ve fortalecido con la promulgación del Código de Trabajo en 1947, y que evoluciona organizacional e ideológicamente durante la Primavera Democrática.

Luego se vería castrado por la violencia institucionalizada desde el Estado en el período contrainsurgente —Víctor Manuel Gutiérrez, Mario López Larrave, Mario Mujía Córdova, Amancio Samuel Villatoro y otros serían víctimas del anticomunismo—. Destacan acá organizaciones aguerridas como la Fosa, la CNT, la Fasgua, la FTG, la CNUS y el CUC, que reivindicaron los derechos de los trabajadores ante entidades públicas y privadas.

Para 2011, en el país existían más de ocho centrales sindicales, y aproximadamente 2,191 sindicatos inscritos. En el orbe, para 2014, los sindicatos más poderosos del mundo están representados por la IG Metall (Alemania), CGT (Francia), CGIL (Italia), UGT (Portugal) y AFL-CIO (EE. UU.), precisamente en países bajo modelos de desarrollo capitalista/neoliberal que consideran al movimiento sindical como contrapeso democrático necesario en cualquier sociedad, ya que equilibra las relaciones de poder entre el Estado, el empresariado y los trabajadores; priorizando los acuerdos y consensos.

Empero, analizar concienzudamente el fenómeno del movimiento sindical en un marco de desarrollo humano implica reflexionar sobre las siguientes cuestiones: ¿Cómo gana confianza y credibilidad el movimiento sindical —intra y extrasocietalmente— ante falencias como el caudillismo, burocratización, opacidad, desafiliación y politización dirigencial?

¿Cómo trascender la modalidad del sindicato tradicional: exclusiva defensa de los intereses economicistas de los trabajadores —inamovilidad y parasitismo— hacia procesos de empoderamiento como formación/consistencia ideológica y feminización de la fuerza laboral? ¿Cómo vanguardizar los métodos de incidencia política de los sindicatos ante la transnacionalización del mercado interno, individualización y deterioro del mercado laboral? ¿Cómo garantizar una efectiva gestión por resultados y rendición de cuentas de los Q1.5 millardos aprobados por el Congreso para cumplir con los pactos colectivos del Mineduc y MSPAS? ¿Qué rol juega el CES y el Mintrab para potenciar el sindicalismo?

Finalmente, el movimiento sindical contribuye a la gobernabilidad, a mejorar el quehacer productivo/competitividad, a democratizar el mercado desregulado y a humanizar las condiciones de trabajo.

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