HAGAMOS LA DIFERENCIA
¿Corrupto… yo?
La población guatemalteca ha observado en los últimos meses casos de corrupción en instituciones del Gobierno, y hay indignación por ello. Primero La Línea, en la Superintendencia de Administración Tributaria, luego Pisa, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, “plazas fantasmas” en el Congreso de la República, malversaciones en la Policía Nacional Civil y seguramente vendrán más; por ejemplo, se comenta que estos casos no son nada comparados con la corrupción en el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas. En la Cooperación Internacional también se da corrupción. La novedad es que ahora la Cicig, por posiciones coyunturales, señala casos y sus responsables. De otra manera hubiera sido difícil que salieran a luz, pues se han entretejido argucias para proteger los actos realizados, pero la verdad es que en el país esto ha ocurrido desde hace muchos años.
Con toda razón la sociedad guatemalteca está criticando estos actos y a las personas involucradas en estas acciones de corrupción. Pero la realidad es que el problema se da a todo nivel y en todo ámbito dentro de la sociedad guatemalteca. En la iniciativa privada también se dan hechos que a veces sobrepasan los ocurridos dentro del Gobierno, recordemos que no hay corrupción sin corruptor. En una ocasión necesitábamos materiales eléctricos y nuestro comprador fue directo a comprar a una empresa cuyos productos sabíamos que eran de menor calidad, al averiguar, sucedía que al comprador le daban el 15% de comisión por haber hecho la compra allí, estaba tan institucionalizado el proceso que al realizar la compra existía un departamento a donde el comprador pasaba a recibir su “estipendio” por su lealtad a la empresa.
Pero reflexionaba que la corrupción también se da en cosas pequeñas que, aunque aparentemente no hacen daño a alguien en particular, todos hacemos y que de alguna forma son parte de algún tipo de corrupción. Por ejemplo: a) Las horas acumuladas que posiblemente gastamos en el trabajo revisando correos, Facebook, contestando WhatsApp o Skype cuando son temas de índole personal. b) Cuántas veces quizás no utilizamos recursos de la oficina para cosas personales, como fotocopias, llamadas por teléfono, quizás algún disco compacto para grabar algo, hojas, fólderes, fasteners, impresiones, entre otros. c) El tiempo que nos tomamos de más para refaccionar o para almorzar, o quizás que nos escapamos sin autorización para hacer mandados personales. Obviamente esto denota errores que estoy seguro todos hemos cometido en alguno u otro momento, ya sea de forma esporádica o recurrentemente.
También el hecho de no hacer bien el trabajo, haciéndonos de la vista gorda al buen uso de recursos que son destinados para determinada actividad, pero que en algún momento no denunciamos por temor a tener problemas con nuestros compañeros o a ser despedidos, o porque sencillamente no nos hacen caso a niveles superiores.
Es importante que repensemos los actos de nuestra vida, utilizar adecuadamente los recursos, pedir las autorizaciones correspondientes y así contribuir a hacer de Guatemala un país mejor. La iniciativa privada debe comprender que desarrollando el país, desarrollarán ellos mismos.
samreygo@yahoo.com