Crisis universitaria

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en un ambiente fangoso. Nos quejamos de efectos, no atacamos causas. Por ejemplo, con respecto a los plagios de tesis, la Universidad de San Carlos sorprendió a propios y extraños al resolver el caso de la tesis de Manuel Baldizón, y no porque haya resuelto que el documento era legítimo, sino porque después de 300 años de existencia argumenta no contar con normativa sobre el particular. Es decir, el más grande centro de estudios superiores del país ha desconocido la existencia de plagios en toda su historia. Esto debe provocar un acto autorreflexivo mucho más profundo para todo universitario de corazón.

Las crisis en las universidades privadas también son evidentes. Facultades sin alumnos, planes fin de semana que atentan contra los principios mínimos de enseñanza, profesionales no capacitados, encontramos a cada rato. Una amiga, vinculada a la Escuela de Estudios Judiciales me comentaba hace unos días que buena parte del conjunto de materias que se abordaban eran remediales. Los alumnos llegan con preparación deficiente. Es una realidad.

El Colegio de Farmacéuticos y Químicos de Guatemala, en mayo de 2013, tomó una de las decisiones más difíciles que pueden ser asumidas por un colegio profesional y dispuso no colegiar a quienes se hubieran graduado de “Químicos Biólogos” por la Universidad Galileo, debido a condiciones desfavorables en infraestructura, preparación académica y práctica. El Colegio dejó de ser un mero registro de egresados, para convertirse en un garante del nivel académico mínimo de sus agremiados.

Así también los ingenieros están inmersos en un verdadero debate en cuanto a conocer ¿qué papel debe jugar ese colegio con relación a ciertas facultades de ingeniería privadas que tienen planes de estudio deficientes?

Los farmacéuticos y los ingenieros dan una verdadera lección al país y nos muestran que hay una luz al final del túnel, y es porque abordan la temática de fondo. ¿Puede garantizarse un nivel mínimo de preparación académica de cualquier profesional colegiado?

El tema está en la mesa, ¿cómo garantizar investigación, preparación académica y sobre todo debate? Un país si no debate no puede llegar a acuerdos o conclusiones. ¿Son los colegios profesionales meras instituciones de registro o cómo quedan las normas que les obligan al mejoramiento cultural y científico? ¿Cómo se combate el empirismo? ¿Alguien deja de ser empírico si tiene un título que lo ampare y no si tiene los conocimientos adecuados?

La crisis está servida, y acá el Consejo Superior Universitario y el Consejo de Enseñanza Privada Superior están ausentes.

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.