Sobre las denuncias
contra la criminalidad, porque cuando aumentan las denuncias se queda la impresión de haberse incrementado el número de hechos.
ESTE CRITERIO FUE expresado ayer por la señora Norma Cruz, de la Fundación Sobrevivientes, al referirse a la delincuencia dirigida contra mujeres, quienes tradicionalmente quedan calladas y no denuncian los casos. Esto se debe a la falta de confianza en las autoridades y en los jueces. Debido a no confiar en los sistemas policiales y judiciales, el silencio ayuda a acostumbrarse a la vida luego de las agresiones. Esto es particularmente notorio en el caso de violaciones, pues tan mala como el hecho en sí es la actitud, casi unánime, de quienes al escuchar la versión de las víctimas actúan o les preguntan si ellas no dieron motivo al bochornoso hecho, debido a su ropa, por ejemplo.
LA EXISTENCIA DE la Fundación Sobrevivientes y sus acciones han sido la causa principal de un aumento de las denuncias de violencia intrafamiliar. Se mantiene en un porcentaje o número de casos muy parecido, pero el aumento del número de mujeres dispuestas a denunciar a los hechores puede hacer pensar en un aumento de casos y, por ello, en una inefectividad de las instituciones estatales e incluso privadas encargadas de conocer el problema. A mí, el criterio de la señora Cruz me hizo pensar ahora en ese problema desde una perspectiva diferente. El beneficio debe encontrarse en el mensaje de luchar contra la impunidad en este tipo de casos.
LA VISIÓN JUVENIL
Los jóvenes ya no pueden ser ignorados
EN DAVOS, SUIZA, UNO de los primeros temas a tratar será el desempleo de los jóvenes. En Guatemala, ese mismo grupo social rechaza en un 64 por ciento las actividades de la minería, en una tendencia creciente y confirmada por varios estudios de opinión, de los cuales el último es la encuesta de los dos años del actual gobierno, contratada por Prensa Libre. La posición juvenil, en países diversos, tiene la posibilidad de ser analizada como el resultado del apoyo al tema ecológico, y de una posición crítica al respecto de las actuales realidades económicas del mundo, tan relacionadas con la práctica de un sistema capitalista cada vez más criticado, en general.
HASTA HACE POCO, hablar de temas ecológicos era considerado una visión apocalíptica de un futuro lejano. Pero hoy, con las cataratas del Niágara congeladas —por ejemplo— es una realidad y no se necesita ser demasiado sagaz para prever un empeoramiento de las condiciones de vida del planeta. Esto se manifiesta tanto en el campo científico, el caso de la ecología, como del campo social, en su relación con la economía y sobre todo con el criterio de hasta dónde debe llegar el apoyo al individualismo y a la obtención de beneficios personales o de un pequeño grupo ante el derecho de la colectividad, cuyo análisis ahora debe ser considerado también una individualidad.
LA GENERACIÓN JOVEN ha sido tradicionalmente un motor de cambios sociales. Por ejemplo, en el caso de la Guatemala de 1944, donde la edad de los diputados, del presidente y de los ministros pocas veces sobrepasaba 40 años. Por ello no sorprenden las expresiones juveniles actuales acerca de problemas tan serios como los dos indicados. Ellos heredarán la tierra y los efectos económicos, mientras quienes los causaron ya no estarán en el planeta. La fuerza de los jóvenes está ahora apuntalada por las redes sociales, rutas de comunicación, de opinión, de información y de libertad de expresarse. El futuro, debe reconocerse, comenzó hace algunos años.