ENCRUCIJADA

Desencuentros en el SICA

Juan Alberto Fuentes Knight

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La legislación de los Estados Unidos permite que los cubanos se conviertan en residentes al entrar a ese país. Pero la reciente normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba dio lugar a la falsa presunción de que se perdería este privilegio a corto plazo. Así que miles de cubanos aceleraron la salida de su país, esperando llegar a su destino antes de que cambiara esta legislación. Lo que cerca de 8 mil cubanos no previeron es que, habiendo ingresado a Costa Rica, Nicaragua no los dejaría transitar hacia Honduras para continuar con su viaje al norte.

El tema viene discutiéndose hace varias semanas y ha involucrado a los gobiernos centroamericanos, ecuatoriano, cubano, mexicano y norteamericano. Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica, planteó este problema hace dos semanas a los demás presidentes centroamericanos, en el seno del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). Propuso que les otorgaran a los cubanos libre tránsito para que pasaran por Centroamérica y luego se dirigieran a México, hasta entrar a los Estados Unidos. Aunque la propuesta costarricense era razonable, se hizo sin incluir soluciones concretas para resolver cuatro problemas. Primero, y con base en argumentos poco lógicos sobre soberanía y seguridad nacional, Nicaragua se ha negado a permitir el tránsito de los cubanos hacia el norte. Segundo, la iniciativa costarricense planteó el problema como uno humanitario, pero desde la perspectiva del derecho internacional no lo es, porque los cubanos no tienen un status de refugiados políticos, a diferencia de los sirios actualmente. Son migrantes motivados por razones económicas, como los centroamericanos que migran a los Estados Unidos, continuamente repatriados. Tercero, el gobierno mexicano exigía que, de acuerdo con su legislación, el tránsito debía darse en México por tierra y originalmente no había garantías de que este país estuviera dispuesto a facilitar este tránsito. Cuarto, el tránsito requería recursos que algunos países, como Guatemala, no tenían.

La salida de Costa Rica del ámbito político del SICA que propuso Solís es entendible, porque el SICA no ayudó a resolver el problema. También es paradójica, porque Solís ha sido uno de los pocos presidentes costarricenses que realmente ha creído en la integración. Y la decisión ha sido ampliamente criticada en la propia Costa Rica como algo cercano a un berrinche que no favorece las relaciones con sus vecinos centroamericanos y pone en un mismo canasto a Belice, Guatemala y Nicaragua, a pesar de que sus posiciones han sido diferentes. No obstante lo anunciado por la prensa, no ha habido un rechazo tajante del gobierno guatemalteco al tránsito de los cubanos por Guatemala, pero precisar las condiciones en que se debía dar este tránsito de migrantes (y no de refugiados) requería una negociación con Honduras y El Salvador por un lado, y con México por otro, antes de poder aceptar una propuesta como la costarricense. Esas negociaciones están en curso, aunque sin perspectiva centroamericana. Es lamentable pero no sorprende que del seno del SICA no haya surgido una propuesta centroamericana más detallada, que permitiera el tránsito de los cubanos en condiciones aceptables para Guatemala, Belice y Nicaragua, y tomando en cuenta lo planteado por México. Falló la Secretaría del SICA. No hizo una propuesta con una perspectiva regional. Confirma que el SICA no es más que un lugar donde se reúnen los presidentes para hacer declaraciones bonitas, con una secretaría inoperante que no contribuye a resolver problemas.

fuentesknight@yahoo.com

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