EDITORIAL

Discurso directo, y también completo

Jimmy Morales y Jafeth Cabrera asumieron ayer la presidencia y vicepresidencia de la República para el período 2016-2020. Cuatro años atrás, los mismos cargos eran confiados a Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, hoy encarcelados por su involucramiento en actos de corrupción. El acto cierra un complejo capítulo histórico para el país y abre uno nuevo que, aunque comience entre tormentas, se acompaña de esperanza y expectativa, tanto de guatemaltecos como de países amigos.

El momento de la entrega del mando no podía ser más singular: Mario Taracena, el siempre polémico diputado y nuevo presidente del Congreso, tomó juramento al nuevo mandatario, en tanto que dos exrectores de la Usac —Alfonso Fuentes y Jafeth Cabrera— se relevaron en la Vicepresidencia. En las calles, las protestas y la orden de arraigo contra 10 legisladores salientes daba otro toque al momento.

El discurso del nuevo gobernante fue simple y directo, lo cual se puede interpretar como un acto de honestidad personal y un presagio de su futura acción. “Estoy aquí reconociendo mis limitaciones. Necesito de todos los ciudadanos para cumplir con Guatemala”, expuso entre una serie de pensamientos alejados de la política de alto nivel que evidenciaron un gobierno que aún no presenta con claridad su plan de trabajo.

Sin mayores sorpresas ni contenidos que dejen mucho a la imaginación o al análisis, el presidente Morales agradeció al pueblo por la fortaleza para hacer posibles los cambios de Guatemala, uno en el que “un ciudadano común fue electo para servir al país”. Morales recordó la Revolución de 1944, antecedente del gran cambio vivido en el 2015, y se comprometió a hacer uno nuevo para defender los logros en base a la unidad nacional y recalcó que más allá del pesimismo, “una nueva Guatemala es posible”. Y por supuesto, recordó que los abusos y el saqueo del gobierno que le antecedió fueron los causantes de que el pueblo exigiera la renuncia de Pérez Molina y Baldetti.

“Ojalá cuando el país despierte no encuentre allí al dinosaurio de la corrupción, de los políticos tradicionales y de aquellos que viven de dividir a Guatemala”, dijo Morales en una alusión aplaudida que coincide con las críticas desde sectores conservadores. Al referirse a sus ofrecimientos de campaña, el nuevo mandatario señaló: “Prometimos lo que sí podemos cumplir: no tolerar la corrupción ni el robo”, en referencia a la decisión del Gobierno de denunciar y promover la aplicación de la ley contra quienes se enriquecen a costa del dinero nacional.

En otra parte, el nuevo presidente dio una buena noticia que al mismo tiempo constituye el primer desafío pora cumplir: “Logramos donaciones por cien millones de quetzales para suministros y equipamiento de hospitales, para comenzarlos a ubicar el lunes próximo, pero no podemos vivir de caridad”.

El nuevo gobierno comienza su tarea inmerso en dudas. Hasta ahora todo hace pensar que el camino comienza sin sobresaltos ni exageraciones. El mandatario está consciente del panorama complicado y los enormes desafíos del futuro cercano. Le toca ahora tener la firmeza de actuar en concordancia con la esperanza que puede renacer por sus palabras.

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