URBANISMO Y SOCIEDAD
El terremoto se ha olvidado
Antes que nada quiero enviar mi pésame a la familia y amigos del exalcalde Abundio Maldonado Aguirre, quien estuvo a cargo de la Ciudad de Guatemala en esos momentos tan complicados del terremoto de 1976, y quien me brindó un espacio para colaborar con la Municipalidad en esos momentos. Siguiendo la solicitud de nuestro director, Mario Antonio Sandoval, sobre contar experiencias sobre el terremoto, estas son las mías.
En ese tiempo yo venía del Infom, donde trabajaba como auxiliar de urbanismo en los planes reguladores para los municipios. Dentro de estos, el de Antigua Guatemala. Y así fue como pasé a la Municipalidad de Guatemala, ya como arquitecto urbanista, a realizar el Plan de Renovación Urbana Posterremoto. Este plan estaba dentro de los planes del Gobierno Central, en el “Plan de los 100 días”, bajo la coordinación interinstitucional del Consejo Nacional de Planificación Económica, el Banco Nacional de la Vivienda, el FHA, la Municipalidad de Guatemala, la Cámara Guatemalteca de la Construcción, bajo la coordinación general del Comité de Reconstrucción. Fue dirigido por el ingeniero José Ángel Lee, por lo que pasó a ser alcalde de la ciudad, quien me designó director de la Unidad de Planificación Urbana, creada para coordinar los planes del Estado Posterremoto con los de la capital, continuándolos durante la administración del alcalde, arquitecto Arturo Saravia.
Y es así como nos encontramos el día de hoy, a los 40 años del terremoto de 1976, esperando una tragedia más. Aunque advertencias ya ha habido, como el sismo de San Marcos y el deslave de El Cambray II. Este aniversario ha despertado el interés de muchas personas que no estuvieron para el terremoto, o no habían nacido y que actualmente forman la nueva generación responsable de los problemas nacionales. Fue señalar los 40 años para que haya saltado la curiosidad, pero solo esto. Pues cuando se subraya que estamos a las puertas de otro de esa magnitud, dicen: “No hay que ser pájaro de mal agüero”. Realmente los que no vivieron esa tragedia o no la sintieron lo ven como el descubrimiento de América, un hecho histórico, para leer en los libros. Pues bien, lo que pasó puede pasar ahora en una escala mayor, pues hemos crecido en tierra urbanizada y población. Pero las fallas siguen ahí, según la teoría expresada por los geólogos internacionales que estuvieron a cargo de la edición del Simposio 1976,
En aquella época había tan solo 1.041,797 habitantes en el área metropolitana, cuando ahora solo la Ciudad de Guatemala tiene esa cantidad y como 4.000,000 el área metropolitana. El terremoto afectó en especial a los que vivían dentro de estructuras inadecuadas, no solo las de tierra, como el adobe. Centrándonos en el área central de Guatemala, que fue la más afectada por la actividad de varias fallas, así como Chimaltenango, cruzado de varias fallas y las de Guatemala, en especial las de Mixco. Fueron estos los departamentos con más daños físicos y humanos. Chimaltenango, con 13,584 muertos y 32,377 heridos. Guatemala, con 3,350 muertos y 16,264 heridos. El Centro Histórico de Guatemala, con el 58% de las casas de adobe, con más del 80% de daños. Ante esto, el Banvi realizó un plan de vivienda provisional para atender las necesidades inmediatas en el área metropolitana y efectuó un programa de galeras, que sirvió para determinar la necesidad de construir 3,370 viviendas emergentes de madera, con techo de lámina, y a la par el plan de “Lotes con Servicio”. Después se desarmó todo lo que se había estructurado desde la alcaldía de Manuel Colom Argueta, como el Edom, que ayudó mucho para el terremoto.
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