HAGAMOS LA DIFERENCIA

Falsas expectativas

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El país continúa a la deriva, y el barco continúa al garete. Después de las emociones momentáneas del año 2015, todo parece seguir igual y pareciera que algunos problemas se agudizan. Las manifestaciones pacíficas que fueron ejemplo al mundo, iniciadas en abril, producto del destape de corrupción por parte de la Cicig, lograron la renuncia del presidente Otto Pérez Molina y de la vicepresidenta Roxana Baldetti, y el pueblo se volcó a las urnas para elegir una nueva alternativa, de la que ya muchos se desencantaron, o se están desencantando. Expertos aseguran que el expresidente y la ex vicepresidenta difícilmente serán procesados, pues las pruebas no son contundentes. Después de estos actos la ciudadanía se calmó, como ha sucedido con muchas acciones que se inician en este país. Da tristeza ver cómo con el potencial que la Nación tiene, se está quedando a la zaga de los demás países: nuestros indicadores están por debajo de la gran mayoría del Istmo, y nuestro desarrollo se ha estancado.

El clamor popular de las marchas del año pasado no llegó de manera contundente hasta el Congreso, la clase política tradicional se volvió a enquistar en el sistema. El Congreso intentó reaccionar, miembros del mismo, asustados después de las manifestaciones, enviaron señales al pueblo de que querían cambiar, pero cuando volvieron a tener el control, todo continuó igual, tendiendo a empeorar. Ocurrieron acomodamientos por medio del transfuguismo, repentinamente la bancada oficial creció, contradiciendo los ofrecimientos de no aceptar tránsfugas. Las acciones efectuadas después de este acomodamiento están a la vista: los cambios a la Ley Electoral distaron mucho de las propuestas originales, el número de diputados aumentó, la equidad de género solicitada no fue escuchada, se prohíbe la publicación de encuestas 15 días antes de las elecciones, lo cual limita la toma decisión de los votantes al no estar suficientemente informados de las tendencias electorales. Se aprobó una ley que exonera de impuesto sobre la renta durante 10 años a los sectores del vestuario, textiles y call centers, contradiciendo la urgente necesidad de que la recaudación tributaria aumente. Se impondrán castigos severos para los funcionarios que no acuden a las citas en el parlamento, lo que limita su trabajo operativo, pues atender estas citas implica preparación previa, la atención de trabajadores y asesores para preparar informes y la documentación necesaria. El pueblo de Guatemala no debe perder de vista al Congreso, pues la resistencia al cambio emana primordialmente de este organismo.

Mientras tanto, no se observan acciones contundentes de parte del Organismo Ejecutivo. En los meses que han pasado no se visualizan cambios importantes. Las sorpresas que el presidente anunció no fueron impactantes, y debido a su peculiar forma de ser, ha enfocado su tiempo en acciones poco relevantes. Como ha sucedido con todos los presidentes, se ha formado alrededor de él una rosca que le permite ciertas comodidades pero que le impide ver la realidad nacional y atacar los problemas de fondo. El sector privado y la política tradicional ganaron el pulso para la colocación de ministros. Los oportunistas y los que siempre han mamado de las tetas del Gobierno siguen ahí. El presidente necesita enfocarse en acciones estratégicas y rodearse de un grupo de notables sin intereses individuales. Aún hay esperanza, aprovéchela.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.