HAGAMOS LA DIFERENCIA

¿Fin de los tránsfugas?

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Los tránsfugas son funcionarios que traicionan a sus compañeros de una lista o grupo, después de haber sido electos por sus partidos políticos, o que se apartan de la filosofía de las instituciones políticas, ya sea en forma individual o en grupo. El transfuguismo se da por motivos oscuros, ilegales, poco claros, y no por motivos ideológicos.

El lunes por la noche fue el tiempo límite para los tránsfugas en el Congreso de la República, el decreto 14-2016 de reformas a la Ley Orgánica del Congreso, aprobado el 4 de febrero, indica que los diputados que abandonen su bloque no podrán, durante tres años, integrarse a otro partido. Mario Taracena, presidente del Parlamento, anunció el martes 12 de marzo, en su cuenta de Twitter: “El capítulo de transfuguismo lo cerró anoche con broche de oro Luis Rabbé, su carta ingresó a las 8:40 PM. Queda como el último tránsfuga”. Sin embargo, tres horas después Sandra Cruz oficializó su deserción de la bancada a la que pertenecía, siendo los últimos que hicieron uso de este tipo de traición a su partido. FCN-Nación, partido oficial, principió la legislatura con 11 diputados, y pese a que durante la campaña indicó que no aceptaría tránsfugas, ahora son 37, ya que aceptó a diputados de Líder y del Partido Patriota. A toda costa quedó como la principal fuerza en el Congreso, irónicamente actuando como oposición al presidente. Es en realidad una burla para el pueblo que votó en contra de estos partidos y ahora son del partido oficial.

El deterioro del Congreso es evidente, llegó a su máxima expresión en estas últimas semanas. El diputado Juan Manual Giordano pide perdón y 15 días de permiso para meditar sobre sus actos, después de la filtración de un chat en el que de una forma burlesca y soez indicó que pondría “de rodillas” a su gobernador, pidiendo para ello ayuda a sus compañeros. La Junta Directiva emitió la máxima sanción moral, el voto de censura en su contra. La gobernadora Estela Ventura, de Alta Verapaz, denunció a la diputada Laura Franco por llamarla “india estúpida”, en una cita de la que salió llorando por la indignación y presiones causadas.

El destape realizado por Mario Taracena de la planilla del Congreso indignó a todos los guatemaltecos, por las onerosas sumas pagadas a los trabajadores, y por la cantidad de funcionarios, muchos de los cuales fueron contratados por ser familiares de los congresistas y no por tener el perfil adecuado para el puesto o después de un proceso de selección. Algunos trabajadores despedidos están siendo reinstalados. Las últimas leyes aprobadas han sido controversiales, manoseadas políticamente e influidas por los sectores poderosos del país.

El Congreso ha hecho oídos sordos del clamor popular, el que está momentáneamente aplacado, a la espera de resultados, pero no deben confiarse, porque tendrán sorpresas, pues “No hay mal que dure cien años ni pueblo que lo aguante”, dice el refrán popular. La corrupción emana y transpira desde este organismo del Estado. Por lo que es muy importante que los funcionarios pongan sus barbas en remojo y decidan cambiar, pero manifestándose en leyes que realmente modifiquen el statu quo de esta institución.

Muchas de las decisiones trascendentales para el país surgen de este organismo, pues acá se discuten presupuestos, se emiten decretos y leyes, se fiscaliza el trabajo del Ejecutivo, participan en la elección de funcionarios, pueden decretar la guerra o la paz y pueden realizar varias actividades más.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.