La furia de vivir
“¿No habremos de buscar ya en el niño las primeras huellas de la actividad poética? Porque la ocupación favorita y más intensa del niño es el juego. ¿Acaso sea lícito afirmar que todo niño que juega se conduce como un poeta? Creándose un mundo propio o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo, grato para “él”. Luego, señala algo muy importante acerca de lo que significa para el niño su juego: “Sería injusto en este caso pensar que no toma en serio ese mundo; por el contrario, toma muy en serio su juego y dedica en él grandes afectos ”.
Además, “el niño distingue muy bien la realidad del mundo y su juego y gusta apoyar los objetos y circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Este apoyo es lo que aún se diferencia el “jugar” infantil del “fantasear”.
Así el psicoanálisis se introduce patético, abrumador, un intruso sin invitación, en todo lo concerniente al arte y a la ciencia.
Desde que surge Freud, con su psicoanálisis indiscreto, inoportuno, que no se resguarda de las penosas y molestas verdades ocultas en las tenebrosidades de sus almas amuralladas, que es bueno recordar como lo hace don Quijote y rescatar las similitudes de un loco divino con un loco humano: “Y desnudándose de toda prisa los calzones, quedó en carnes y pañales, y luego, sin más ni más, dio dos zapatetas en el aire y dos tumbas la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas que, por no querer verlas otra vez, volvió la rienda a Rocinante, y se dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco ”.
Y grande es mi contento cuando me parece verlos pasearse tomados del brazo —a don Quijote y a Freud— entre multitudes, en finos, académicos, pero indiscretos diálogos, impropios para los políticos, los usureros o cualesquiera otros hombres que representan el miedo.
Y escandalizando no solo por lo que dicen, sino por su límpida desnudez, pues ambos saben que todo ropaje es una mentira que oculta al verdadero hombre. Y que viene al caso recordar que Freud, para leer mejor su obra preferida, Don Quijote de la Mancha, hubo de estudiar a fondo la lengua española, que luego, en su deseo de locura, manejó con maestría.
Desde que surge este poeta obseso, con aires de psicólogo, que como verdadero loco quiere aproximarse a la verdad de las cosas, llamado Freud, con sus delirantes teorías sobre la sexualidad y que quiere rescatar al mundo, deseando liberar al mundo de la sexualidad que piensa es la causa del despelote de este mundo.
Porque Freud, con no mejores teorías desea rescatar a todos los seres humanos de lo que los atormenta en este mundo.
Pero es a la vez grato observar cómo el psicoanálisis se introduce patético, abrumador, molesto, intruso, para situarse, luego, con valor insólito, dentro de las ciencias que se preocupan por salvar a los humanos de sus sufrimientos físicos y mentales.