CABLE A TIERRA
Genéricamente correcto
Alejandro Maldonado Aguirre debió haber firmado el nuevo reglamento de medicamentos y productos afines que elaboró el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, que permitía superar el terrible candado impuesto a la sociedad por la Corte de Constitucionalidad, y que hasta el día de hoy prohíbe que cerca de 400 productos farmacéuticos, entre ellos medicamentos genéricos, sean registrados y comercializados en el país. En el último día se echó para atrás y no lo firmó, a pesar de que ya se había comprometido públicamente a hacerlo antes de entregar la Presidencia a Jimmy Morales.
Esa acción le hubiera permitido cerrar con algo de brillo su anodina gestión; una que no olvidaremos ahora más bien, porque confirmó que le es leal a cualquiera, menos a la población más necesitada. Por un lado, avalando —incluso contra lo dictaminado por la CC— la reducción del piso mínimo de ingreso salarial que puede devengar un trabajador en cuatro municipios del país; y por el otro, negándose a firmar el reglamento sobre genéricos ya mencionado. Por eso, lo que quedará en la memoria, de su paso por la Presidencia, es una serie de “memes” que documentan sus exabruptos y despotriques incoherentes, con los que intentó justificar lo injustificable. Gracias, eso sí, porque con su conducta hizo —por efecto de contraste— brillar aún más al gran estadista que fue Manuel Colom Argueta.
Con lo de los genéricos, Maldonado Aguirre le dejó la papa caliente al presidente Morales, quien ahora quedó en medio de la batalla entre la gremial farmacéutica y la empresa JI Cohen. El efecto político y mediático que Morales esperaba alcanzar el domingo pasado con la entrega de medicamentos e insumos donados quedó opacado y está ahora en entredicho, pues detrás de la donación, que supuestamente asciende a unos Q100 millones, está la propia gremial y una fundación recipiendaria de fondos públicos. Inevitable pensar que querrán cobrarse tamaña generosidad. Parafraseando un famoso refrán popular: caballo regalado —al sector público—, seguro trae su colmillo.
El presidente Morales debe evitar que la defensa del derecho al uso de los medicamentos genéricos por parte de la población y de las instituciones públicas de salud se convierta en un instrumento que sesgue la ventaja para alguno de los bandos que compiten por el control de este mercado. No puede eludir la acción tampoco, pues firmar dicho reglamento es un paso indispensable para comenzar los procesos de licitación que le permitirán reabastecer los servicios de salud con medicamentos genéricos a partir de marzo, y evitar así una nueva crisis por falta de insumos.
Además de que sería un absurdo e ineficiente uso del recurso público, simplemente, no tiene dinero para comprar solo medicamentos de marca; y, por mucho que Q100 millones suena a un montón, es difícil que la donación le alcance para mucho tiempo, o que comprenda todo el espectro de medicamentos que necesita toda la red de servicios. Por otra parte, y en aras de la transparencia y la lucha contra la corrupción y el tráfico de influencias, el Ministerio de Salud debe publicar a la brevedad posible los documentos que dan soporte legal a la donación y revelar en qué consiste exactamente, quiénes son los donantes, cuánto aportó cada quien, qué fue lo que se donó, cuánto y cuál será su destino específico.
El reglamento quedó listo para ser sancionado por el presidente y su consejo de ministros. Exigimos que no sufra ajustes de último momento que antepongan los intereses de alguno de los contendientes en pugna por sobre el derecho a la salud de la población.