SI ME PERMITE

La flexibilidad nos ayuda

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“Razones que, vistas de lejos, parecen limitar nuestra mirada, una vez próximas nos conducen a dirigirla más allá. Nadie detiene la flexibilidad de nuestro espíritu. No hay regla sin excepción, ni verdad tan general que no flaquee por algún punto”. Pascal

Cuando somos sabios, hacemos planes; pero es bueno recordar que un plan es un proyecto, una posibilidad y un camino que hay que recorrer, pero la realidad muchas veces nos obliga a hacer un alto y reevaluar y repensar las cosas. Por eso es fácil entender cómo el iniciador del plan tiene mucha mayor percepción y valora las cosas y la ayuda y cooperación que recibe, pero debe tener la flexibilidad necesaria cuando las cosas no son como uno quiere.

El inicio de año nos da alternativas para hacer nuevos planes e iniciar nuevos derroteros. Por ello, la realidad es que la vida es un proceso de cultivar relaciones y también elaborar nuevos criterios para alcanzar nuestros sueños. Para ello es muy importante cómo construimos puentes o relaciones para que mañana podamos alcanzarlos, y nos lleven a la oportunidad de ver resultados y situaciones que son más que gratificantes.

Debemos entender que en las relaciones —sean de trabajo, familia o amistad— dialogamos y comunicamos muchas ideas y conceptos, pero no quiere decir que somos comprendidos o correctamente interpretados. Es importante entender que lo que se dijo fue entendido para no llegar a “diálogo de sordos” que nos lleva a mal entendidos y a conflictos, y luego nos preguntamos de cómo llegamos a eso. Simplemente cuando estábamos diciendo algo se nos entendía otra cosa.

La flexibilidad se manifiesta primeramente cuando aceptamos que no todos ven las cosas igual ni comprenden lo que se está diciendo. Si estos están involucrados en lo que hacemos, no es cuestión de solo explicar, sino de dejar que la persona tenga una postura diferente, y conforme a eso planificar el resto. Esta actitud es necesaria durante todo el proceso de la relación, entendiendo que la gente no cambia su punto de vista porque se lo pedimos, sino porque llegan a una conclusión por su propia voluntad.

Hay todo un año por delante, y debemos decidir cada uno de nosotros si habremos de armonizar con lo que queremos llegar a hacer o lo habremos de pelear. No hay peor cosa que desgastarse en la vida para que acepten lo que uno es o lo que uno quiere hacer. Lo más sabio es usar todo el espacio que los otros nos conceden y ser productivos y propositivos que reclamar e imponer nuestra manera de ver o hacer las cosas.

Nuestro mundo, por la manera en que se está estructurando, cada vez es más pequeño y menos novedoso. Por ello, lo importante para cada uno de nosotros es preguntarnos cuál es nuestro aporte en el lugar y tiempo que estamos, no para ser populares, sino para ayudar a mejorar el conjunto al cual pertenecemos.

Lo anterior, si se puede entender, conviene aplicarlo en nuestra relación familiar, donde seremos amigos y se nos buscará porque nos valoran. Si es en el trabajo, seremos los elementos indispensables para que pueda haber un criterio de equipo y ser productivos. En los círculos de amistad posiblemente no seamos los más divertidos, pero seremos los que unimos el grupo.

Si determina ser la excepción de la regla, pero genera paz y armonía, es porque ponemos de nuestra parte conociendo las necesidades para que este sea un año armónico y bien recordado por los nuestros.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.