EDITORIAL
Mal síntoma en inicio de gobierno
Sin mayor alboroto, el gobierno de Jimmy Morales juramentó ayer a su tercer ministro de Comunicaciones, en un claro síntoma de que no se hizo una buena labor de investigación para determinar orígenes o vínculos con determinados sectores de algunos funcionarios que fueron nombrados el pasado 14 de enero.
La designación de un ministro en la citada cartera por cada semana de la actual administración sienta un mal precedente y justifica las críticas que se hicieron antes del relevo gubernamental, en las que se le pedía al nuevo mandatario que diera a conocer los nombres de las personas que integrarían su gabinete.
Morales justificó en más de una ocasión que no lo hacía porque si daba a conocer esos nombres, rápidamente la crítica se desataría contra su equipo, una falsa apreciación que ahora les da argumentos a quienes consideran que se podían haber evitado designaciones inconvenientes.
El propio arzobispo de Guatemala, Julio Vian, dijo al finalizar una homilía que la responsabilidad de los malos nombramientos recae directamente en el presidente Jimmy Morales, pues se pudo haber evitado más de un sonrojo si hubiera dado a conocer a su debido tiempo esas designaciones.
Ahora han empezado los relevos y con ello también se inicia un innecesario desgaste para su administración, con el nombramiento de tres ministros para una misma cartera cuando ni siquiera cumple un mes.
Seguramente no será el último bochorno, pues recién empiezan a salir a luz otros nombres de funcionarios que probablemente no sean los más idóneos, como aparentemente ocurrió con el penúltimo ocupante del Ministerio de Comunicaciones, que sin mayor aspaviento salió por la puerta trasera, con apenas una semana de trabajo.
Esto vuelve a ocurrir en el más absoluto hermetismo, sin que se conozcan las razones de esta nueva remoción. Lo mismo sucedió ayer con varios nombramientos que se dieron en otras dependencias en las que tampoco hubo convocatorias a los medios de comunicación, lo cual se conoció posteriormente por las redes sociales gubernamentales.
Coincidentemente se da esa situación un día después de que el mandatario hizo entrega, no pública, de su estado patrimonial a la Contraloría General de Cuentas, pese a que antes había anunciado que lo daría a conocer; sin embargo, simplemente se redujo a proporcionar una cifra redonda, que ahora se ubica en ocho millones de quetzales que dice tener en bienes inmuebles y empresas.
Lo llamativo es que, a finales del año anterior, Morales anunció que su patrimonio ascendía a cinco millones de quetzales, con lo que ese incremento de más del 60 por ciento en su peculio vuelve a generar suspicacias, ya que no existen mayores explicaciones.
En aras de la transparencia, cuya salida la ha tomado el Organismo Legislativo, el presidente se ha quedado rezagado en esa carrera, y junto a los yerros en cambios tan prematuros en el Gabinete, se deduce que este no es el mejor inicio para el Gobierno.