Marx recargado
Reflexiona en contra de El Capital, de Marx, acerca de la caída de la tasa de ganancia cuando considera el crecimiento económico (Pág. 52) o sobre la manera de evadir esta tendencia por los ricos (Págs. 227 a 230). También lo trae a cuenta cuando hace una comparación entre la política económica de Europa y EE. UU. (Págs. 131 y 132). Piketty arguye críticamente algunos argumentos marxistas, sobre todo en los temas de desigualdad (Pág. 219) y manejo del Estado (Págs. 52, 219, 576 y 655). Obviamente Piketty, al igual que el marxismo revolucionario, sabe que una obra del siglo XIX no puede explicar al siglo XXI; por ello, a pesar de su conocimiento sobre El Capital, de Marx, no asume posiciones dogmáticas.
El capital en el siglo XXI está dividido en cuatro partes. La primera, referida al ingreso y el capital; la segunda, sobre la dinámica del capital y la tasa de ingreso; la tercera, sobre la estructura de la desigualdad y la cuarta, contiene una propuesta para regular el capital y evitar la profundización de la crisis.
Desde un inicio, Piketty apunta: “¿En la dinámica de la acumulación de capital privado se conduce inevitablemente a la concentración de la riqueza, cada vez en menos manos, como Karl Marx creía en el siglo XIX? ¿O se consigue un equilibrio dinámico entre el crecimiento bajo competencia y las fuerzas del progreso tecnológico que provocan que etapas posteriores reduzcan la desigualdad y consigan una mayor armonía entre las clases, como Simon Kuznets pensaba en el siglo XX?” (traducción mía, Pág. 1) Al final se decanta a favor de Marx.
Como se indicó en un artículo anterior, hoy, el sistema capitalista funciona privilegiando la renta sobre la ganancia. Estas categorías fueron inventadas por David Ricardo para explicar los privilegios e interferencia negativa de los ricos del siglo XIX, contra el progreso económico.
Las dos guerras mundiales sirvieron para estabilizar a la economía del mundo, pero la interferencia de los muy ricos se recompuso después de 1980. En el mundo actual no se trata de un problema de capitalismos nacionales, sino de la crisis del capitalismo mundializado.
Marx afirmó que el capitalismo no desaparece por voluntad o gusto de persona alguna, sino porque el sistema económico está plagado de contradicciones que se incrementan hasta provocar su fin. Estén de acuerdo o en contra, los sacerdotes del neoliberalismo, los neocons y hasta los guardianes del marxismo dogmático.
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