ECLIPSE

Mujeres campesinas

Ileana Alamilla

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Como es usual en el marco del Día Internacional de la Mujer hubo publicaciones, programas, mensajes políticos y felicitaciones, pero este año se pudo observar un enfoque con más contenido en algunos medios de comunicación; otros lo abordaron de forma superficial, pero que reflejó las construcciones sociales, los estereotipos y la realidad que enfrentamos las mujeres en nuestra sociedad.

Guatemala ha sido pionera en el ámbito jurisdiccional al establecer los Juzgados de Femicidio; tenemos una ley específica, producto de la lucha de las mujeres y sus organizaciones; en algunas carreras hay más mujeres que hombres; tenemos destacadas profesionales, deportistas, artistas, escritoras, poetisas, heroínas y luchadoras, íconos en la defensa de los derechos humanos.

Pero es dramática la persistente violencia contra la mujer, el elevado número de femicidios y conmovedoras las historias de vida de niñas dando a luz a seres humanos, delitos que deben ser perseguidos, condenados y erradicados de nuestro medio.

Aquí estamos muy atrasadas en la conquista de la equidad de género y de los derechos elementales de las mujeres, especialmente en lo que respecta a la participación política, en donde la disparidad es grosera; apenas tenemos un 12% de representación parlamentaria, porcentaje que nos coloca casi en el sótano de América Latina.

Esto no es exclusivo de Guatemala, Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, expresó en un evento la semana anterior en Chile, que, en promedio, las mujeres representan una quinta parte de los parlamentarios y solo existen 20 mandatarias, por lo que llamó a hacer todo lo posible para romper los “techos de cristal” que impiden a las mujeres acceder a puestos de poder, tanto en las Naciones Unidas como en los gobiernos y en el sector de los negocios.

Que en el Congreso y en el medio político entiendan y acepten las demandas legítimas de las mujeres ha sido una lucha titánica, a pesar de que, según Convergencia Cívico Política de Mujeres, en 30 años hemos incrementado el 30% de representación. De seguir así tendremos que esperar 224 años para alcanzar la paridad.

A lo largo de la historia, a las mujeres se nos ha estigmatizado como seres inferiores, incapaces de crear y producir, asignadas a la reproducción, al cuidado de los hijos, de los adultos mayores, de los enfermos, excluidas del poder, esa facultad de hacer y decidir sobre las cosas.

Líderes de la FAO, el PMA y Fida incluyeron algo trascendental en su mensaje alusivo a las mujeres, le recordaron al mundo que las agricultoras desempeñan una función vital en el logro de la seguridad alimentaria y nutricional. No solo somos dadoras de vida, muchas son garantes de la sobrevivencia de la humanidad. Ellas son las más marginadas e invisibilizadas. Hay que reconocer su trabajo, sus aportes y contribuciones con políticas públicas y acciones para dignificar sus vidas.

iliaalamilla@gmail.com

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