La necesidad de mejoras integrales
Esto no implica que deban reducírsele esas asignaciones, sino que denota que se apuesta más por un modelo que privilegia lo reactivo, lo cual no necesariamente se traduce en efectividad, pues no siempre más es mejor, y es entonces cuando surge la necesidad de que se imponga la visión del estadista, que debe ver más ampliamente el fenómeno, que en su conjunto requiere mayor respaldo estatal pero en forma integral hacia el resto de entidades que integran la cadena que garantice una mejor seguridad.
Durante las últimas administraciones ha sido marcado el énfasis en el crecimiento de la fuerza policial, y a su debido tiempo cada gobernante ha presentando como grandes logros ese fortalecimiento, lo cual tampoco debe ser demeritado, pero eso no es suficiente, porque entonces se corre el riesgo de apuntalar solo una parte de aparato de seguridad, cuando tanto las distintas fiscalías como la impartición de justicia deben contar con mejoras presupuestarias proporcionales.
El riesgo de no hacerlo implica que el país estaría apostando por un modelo de reacción, como justamente se acaba de evidenciar con la reciente llegada al país de uno de los más altos emisarios de las Naciones Unidas, que piden igualmente el combate de la inseguridad como parte de un proyecto integral que debe tener varios componentes y en todo caso privilegiar las acciones preventivas, como ya lo están haciendo con mucho éxito algunas otras naciones latinoamericanas, que además tienen menores indicadores de muertes a causa de la violencia.
Para ello hay que comprender que se necesitan más recursos, iniciativa, liderazgo y compromiso, empezando por ministerios que pueden aportar mucho, como los de Educación y Cultura, que son los llamados a crear espacios y condiciones para que los jóvenes se mantengan en las aulas o en actividades extracurriculares que en otros países han contribuido al fortalecimiento del desarrollo cultural y reducen las posibilidades de que se involucren en acciones delictivas, sobre todo porque ellos son las principales víctimas de la violencia.
Hay que recordar que en nuestro medio, cuando se habla de dotar de mayores ingresos al Estado, la discusión siempre desemboca en la eterna disputa de que no se pagan más impuestos mientras los políticos no den muestras de hacer un manejo responsable de los recursos y, sobre todo, de encarar frontalmente los altos indicadores de corrupción, pero esto en poco contribuye a que cambien algunos indicadores negativos, y los políticos, tarde o temprano, comprenderán que este país no puede avanzar por esa vía.