EDITORIAL

ONU pide garantías para los inmigrantes

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) solicitó a Estados Unidos “tomar medidas para que no se repitan” hechos trágicos como la muerte de dos niños migrantes guatemaltecos, lo cual, por un lado, demuestra que la gravedad de esos sucesos mueve a la intervención directa del máximo organismo político mundial y, por otra parte, evidencia el escaso interés del gobierno actual por solicitarlo enérgicamente, más allá de notas diplomáticas escritas con lenguaje que solo puede ser calificado de tímido.

A causa de esto último, lo que debió haber sido una declaración de apoyo a las justificadas exigencias guatemaltecas resultó ser una medida derivada del rechazo internacional, en consideración de que los inmigrantes están en “un limbo durante su tránsito”, además de que los niños fallecidos estaban bajo el control de la patrulla fronteriza estadounidense.

En una trágica ironía del destino, el llamado de atención a Estados Unidos ocurrió el mismo día en que otros dos niños de padres guatemaltecos murieron y cinco familiares sufrieron graves quemaduras en un incendio ocurrido en un poblado de Carolina del Norte.

Aunque no lo señala expresamente, la declaración de la ONU de hecho constituye una crítica al presidente guatemalteco, Jimmy Morales, quien se ha distinguido por ordenarles a sus funcionarios actuar ante la comunidad internacional en los temas de su interés. Este silencio solo puede ser interpretado como desinterés por proteger a ciudadanos comunes y corrientes, obligados a hacer el peligroso y tantas veces mortal viaje en búsqueda de un futuro mejor.

La Cancillería se ha limitado a indicar que el peligro para la vida de los niños se debe a que los padres caen en engaños de personas malintencionadas. La realidad es otra: los coyotes actúan en la mayoría de casos por solicitud de personas que ya decidieron huir de Guatemala por la mezcla de falta de oportunidades y de total inseguridad.

La tarea de la Cancillería debe ser dirigida entonces a señalar masivamente el riesgo para la vida de quienes llegan a la frontera, incrementado por la política de “tolerancia cero” y por la posición oficial estadounidense contra los inmigrantes de habla española, liderada por Donald Trump.

De nuevo queda comprobado que la única manera de evitar las emigraciones es la inversión local y extranjera en empresas de actividades comerciales necesitadas de mano de obra poco calificada. Por eso es valiosa la posibilidad de crearlas en el área de la frontera sur mexicana y occidental guatemalteca, algo que se logrará gracias a la participación de los gobiernos y los sectores privados de Estados Unidos, México y Guatemala.

Ya con el tácito apoyo de la ONU, esta idea puede tener mayores posibilidades de éxito. Junto con la caravana de emigrantes de hace dos meses, este mensaje demuestra la gravedad de la situación y se posibilita porque el equilibrio de fuerzas políticas estadounidenses se ha recuperado a consecuencia de la etapa de dominio opositor demócrata en el Congreso estadounidense. Ciertamente, la situación es complicada, y mucho. Pero la realidad necesitada de solución inmediata ya comienza a ser vista dentro del marco de su verdadera importancia.

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