Todo esto me ha hecho repetir algo que ya expresaba hace cuatro años: la característica principal del urbanismo en Guatemala es la desorganización, la falta de leyes en cuanto a la ordenación regional y el compromiso por parte de las autoridades para avanzar en ese sentido. El municipio de Guatemala es un caos y la estructura de la ciudad es la misma desde el tiempo de los españoles, cuando crearon esas carreteras que se cruzan y que atraviesan la ciudad, una hacia el norte y otra hacia el occidente, y que ha sido donde se han desarrollado los suburbios conforme se han urbanizado. Es de esta manera como se ha mezclado el tránsito pesado y el liviano, pues nunca se construyó el anillo metropolitano y la concentración económica y social que se ha ido dando en torno al municipio que creció de manera irregular y, por lo tanto, así fue como se recargó el sistema aglomerando los servicios básicos urbanos.

Decía que mi teoría es que el municipio de Guatemala ya no existe. Ahora se ha convertido en una ciudad-región que es la creciente necesidad de comprender el territorio y proponer soluciones en el marco del desarrollo sostenible y competitivo. El sistema económico-social hace que todo lo que le pase en Pinula, Santiago, Villa Nueva o Mixco afecte a toda la estructura urbana en general. Este es un concepto contemporáneo que hace referencia a una ciudad de tal escala que se ha vuelto una región, por lo que los gobiernos municipales no tienen ya la capacidad para dominar esta problemática y entonces se concentran en problemas puntuales, muchos superfluos, como los jardines, sin tomar en cuenta los problemas colaterales que existen, como son los grandes movimientos de población que cada día van y vienen.

Esto ha cambiado la forma de vivir en esta ciudad. Las áreas comunes y la sociabilidad en las calles desaparecieron al generarse las zonas segregadas, y así surgen en lugares como los malls fortificados. El problema es que las decisiones finales las toman los políticos, en función de sus intereses. Y es cuando se busca un tipo de transporte que agregue seguridad como el automóvil, que tiene la ventaja de ser un proceso de puerta a puerta y de esos pasos de desnivel publicitados, pero para los que no los tienen es vivir con una amenaza constante.