ENCRUCIJADA

Aislamiento internacional y deterioro económico

Juan Alberto Fuentes Knight

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El desempeño económico de Guatemala en 2016 contrasta con el desempeño de América Latina.   El Balance Preliminar de la economía latinoamericana que acaba de presentar la Cepal señala que las economías desarrolladas y las economías emergentes crecieron más en 2017 que en 2016.   Los países de América del Sur comenzaron a recuperarse después de una prolongada recesión, mientras que se mantuvo el crecimiento de los países centroamericanos que incluso tuvieron, en promedio, una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior a la del 2016.  En Guatemala, en cambio, hubo una desaceleración del crecimiento económico.

El comercio internacional en el mundo creció más en el 2017 que el año anterior y los precios de productos energéticos, mineros y agropecuarios aumentaron levemente. El valor de las exportaciones creció. Hubo un importante aumento del flujo de remesas, siendo Guatemala el país de América Latina donde más crecieron. El crédito para el sector privado de la región también creció, en términos reales. Lamentablemente la recuperación del crecimiento en América del Sur no fue suficiente para reducir el desempleo, pero los salarios reales aumentaron levemente para la región en su conjunto.

El crecimiento del PIB guatemalteco habría estado en torno al 2.8% en 2017, en contraste con el 4% del promedio centroamericano. Cuando se estima el crecimiento del PIB por habitante, Guatemala creció alrededor de 1.5%, inferior al 2% de El Salvador, lo cual convierte a Guatemala en el país centroamericano cuyo ingreso por habitante menos creció en 2017.

¿Qué explica la desaceleración de Guatemala en 2017? Tiene que ver con la nueva política exterior de aislamiento internacional inaugurada en agosto, cuando Jimmy Morales declaró non-grato al comisionado de la Cicig. La reacción mundial fue inmediata y muy negativa, con una amplia difusión de lo ocurrido en los grandes medios de comunicación internacional. Poco después fue reducida la calificación de riesgo de Guatemala. Hubo una caída brutal del índice de confianza económica ese mes, como en 2015, y se consolidó la desaceleración del crédito para el sector privado observado desde principios de año. Las expectativas de inversión, reforzadas por la parálisis de la inversión pública, se deterioraron, y se acentuó la desaceleración de la actividad económica en general.

Aceptar a Jerusalén como capital de Israel apunta en la misma dirección. El impacto económico más visible es la posibilidad de que se niegue el acceso de las exportaciones de cardamomo a los mercados árabes, su destino principal. Pero el impacto será mayor: como en agosto del 2017, esta iniciativa aísla a Guatemala. El anuncio de un posible boicot económico y político por parte de países árabes es premonitorio.

La violación del derecho internacional al no reconocer la situación jurídica de Jerusalén, la reversión de una trayectoria de política exterior de cierto balance ante el conflicto palestino-israelí, y la denuncia que se haga de Guatemala —ya comunicada por el gobierno de Indonesia, por ejemplo—, está marginando a Guatemala a la periferia de la comunidad internacional. Impedirá que Guatemala sea electa a altos cargos políticos en el ámbito internacional, a diferencia de lo ocurrido cuando fue parte del Consejo de Seguridad, y entorpecerá que sea sede de eventos importantes.

Esta lamentable iniciativa, de nuevo ampliamente divulgada a nivel internacional, fortalecerá la percepción global de que Guatemala es un Estado títere y vulnerable, contradictorio y aislado, con una institucionalidad endeble. Es lo opuesto a la estabilidad, fortaleza institucional y prestigio que se requiere para competir en una economía global cada vez más exigente.

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