SI ME PERMITE

Amigos describen quién soy

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“Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir lo que se piensa.” Martin Luther King

Una virtud propia de los humanos es la capacidad de desarrollar amistad y expresar cariño con otros seres humanos, esto es algo que enriquece las relaciones y genera un elemento de gratificación que aún en la salud se puede reflejar, lo propio también se hace evidente cuando alguien vive en soledad y se aisla de los demás. Al transcurrir el tiempo la soledad pasa su factura aún en la salud. No es extraño cuando alguien tiene problemas físicos y visita a un médico. Este, como parte de su profesión plantea preguntas como con quién vive uno y como es la relación con ellos.

Por el mismo principio de una buena salud y el desarrollo de una vida agradable, debemos saber escoger nuestras amistades, y planificar el tiempo que se comparte con ellos y no solo la extensión de tiempo sino también la calidad de tiempo para que podamos cultivar una salud física y también una higiene mental que termina cosechado un tiempo gratificante que nuestra vida capitaliza.

Por supuesto que en nuestro contexto social hay fechas que se marcan como “día del cariño” o “día de la amistad” y somos muy peculiares para marcarlos con toda euforia. Se aprovecha la excusa para compartir expresiones afectivas y tiempos agradables, pero pasada la fecha, está el peligro de regresar a nuestra soledad y perdernos en nuestros laberintos oscuros y quedarnos en nuestro mundo, cosechando el daño de nuestro aislamiento.

No obstante, también tiene sus riesgos y peligros el otro extremo de convivir todo el tiempo con los que nos rodean al extremo que no tengamos un tiempo para vivir con nosotros mismos o para reflexionar, evaluar en verdad quienes somos y quienes son los que comparten nuestra vida. A veces es bueno pensar en una manera escalonada a quienes nos damos con mayor o menor intensidad para que tenga una convivencia priorizada.

Cada relación que cultivamos tiene una razón y también tiene una intensidad diferente porque no todos son iguales, y tampoco nosotros podemos ser los mismos con todos. No es lo mismo relaciones que surgen por el tiempo de estudio que compartimos en el pasado a la relación de trabajo que compartimos o bien la relación que nos une algún grado de parentesco por la familia. Agregado a esto, no todos tenemos el mismo temperamento y gustos, que de alguna manera debemos compartir.

Razón tenía el que comentaba diciendo que la riqueza que uno tiene no es por los montos de dinero que guarda en un banco sino mucho más valemos por los amigos que cultivamos. Las calidades de estos son probadas en momentos de dificultad y también de adversidad.

Si nos propusiéramos hacer un inventario con los amigos, como lo hacen los negociantes, ¿será que nosotros decimos tener amigos o bien ellos dicen que nosotros somos sus amigos? Pasar la lista sería un buen ejercicio porque nos daría una clara perspectiva para evitar el estar abultando con algo que posiblemente no tenemos o eliminar vivir deprimidos al percibir los amigos que tenemos que es una riqueza la que debe ser cuidada y valorada.

Algunas amistades pueden ser recuperadas con hacer un mínimo esfuerzo si es que estamos dispuestos a subsanar la relación que fue dañada por asuntos quizás insignificantes y muchas veces en una manera inconsciente. Sanando esta relación daremos más valor a nuestra vida presente y futura y también a nuestras relaciones.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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