ECONOMÍA PARA TODOS

Anticorrupción en el sector privado

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Con motivo del bicentenario de la Independencia de Guatemala 1821-2021, se examina la experiencia de la transparencia en la lucha contra la corrupción.

La Lección Inaugural 2018 en la Universidad del Istmo de Guatemala, por la Dra. Reyes Calderón Cuadrado, lleva por título La Experiencia de la Transparencia. El Rol de las Empresas y la Industria en la Lucha contra la Corrupción. Seguidamente un extracto de la misma.

Luchar esta batalla es imprescindible y, no obstante, debemos reconocer, porque es cierto, que, aun poniendo voluntad y medios, el resultado logrado hasta el momento ha sido exiguo. ¿Por qué iba a ser diferente ahora?

Creo que hay dos puntos que hacen diferente este momento histórico; dos aspectos distintos pero esenciales que me gustaría desarrollar. El primero es el cambio de escenario, que se presenta extremadamente favorable para la transparencia y las cuestiones sociales. El segundo y mucho más importante elemento es la implicación del sector privado. Como cualquier fenómeno económico, en la corrupción deben analizarse tanto el lado de la oferta como el de la demanda. Hasta ahora mirábamos al funcionario público. Hoy miramos a la empresa.

Sin embargo, estoy convencida de que si ese proceso no es liderado, gobernado, conducido por el sector privado no habrá tratamiento eficaz. Los empresarios siempre han sido conscientes de tener en sus manos la llave maestra, pero el escenario que acabo de mencionar les facilita, casi les obliga, a encaminarse decididamente por una senda de transparencia.

El nuevo escenario económico. Permítanme que dedique unos minutos a hablar de la transformación del escenario económico, un cambio que no puedo dejar de tildar de revolucionario. En un preciso momento, han aparecido tres elementos potentísimos distintos, que, al confluir, han ocasionado un cambio de paradigma: estoy hablando de la globalización, la desconfianza masiva y la transformación digital.

Por el proceso de globalización, las empresas tienen el mundo como teatro de operaciones, abriéndose a los beneficios del mercado sin fronteras, de la competencia y colaboración internacional, de la movilidad del capital o de la desregulación de las estructuras económicas nacionales. Pero, esa misma apertura, lleva implícita la aparición de nuevos contextos de decisión, como la entrada en el juego de actores largamente afectados por la corrupción.

Las compañías se ven ante la necesidad globalizar su comportamiento y la gestión de nuevos riesgos antes colaterales, incluyendo el riesgo país, el medioambiental y, especialmente, el reputacional.

Los códigos éticos y de comportamiento de las empresas globales estaban diseñados para desplegarse en sus casas matrices (con exigentes estándares legislativos y controles eficientes) pero no en otros ambientes con legislación o cultura más laxas.

Los distintos tipos de compañías lo solventaron de modos muy diferentes. Inicialmente, algunas apelaron al relativismo ético para justificar en los países de acogida comportamientos comerciales prohibidos en sus casas matrices, cercenando así el rol ético que jugaban los códigos internos. Su razonamiento podría resumirse como sigue: si el modelo aceptable de comportamiento varía dentro de una nación determinada; si las creencias éticas fluctúan significativamente de una cultura a otra; si existe alguna dicotomía en las actitudes éticas de los empresarios y gerentes, si muchas empresas no pueden captar la verdad moral en un entorno corrupto, la posibilidad de emplear la ética como hilo conductor resulta dudosa. En consecuencia, cada región debe seguir sus propias pautas.

josemolina@live.com

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.