A CONTRALUZ

Asfixia económica a la educación superior

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Cuando en los años ochenta la Universidad de San Carlos de Guatemala solicitaba, tal como ahora, que se le asignara el correspondiente 5% constitucional del presupuesto del Estado, el entonces presidente, general Romeo Lucas García, respondió con un lacónico “sécate”. Hombre de pocas palabras pero de criminales acciones, el mandatario enviaba un mensaje claro de qué pretendía hacer con la máxima casa de estudios del país: Que se secara de recursos económicos y a la vez lanzaba una campaña de persecución, secuestros y asesinatos contra estudiantes y catedráticos. Eran los peores años del conflicto armado cuando pensar distinto significaba la asfixia económica y la muerte. La Usac fue una de las instituciones que más afrontó los desmanes de un Ejército encaramado en el poder que hacía y deshacía como le venía en gana.

Después vino la firma de los acuerdos de paz en 1996, el desarme y desaparición de la guerrilla marxista y la reducción del Ejército Nacional. En el 2004, el presidente Óscar Berger redujo de 27 mil a 15 mil 500 el número de efectivos de las fuerzas armadas para cumplir los acuerdos pacificadores y disponer de recursos para reorientarlos a los renglones de salud, educación e infraestructura. En el 2005 el presupuesto del Ministerio de la Defensa se redujo a unos 730 millones de quetzales. El objetivo era que el gobierno asignara en los años sucesivos el 0.33 por ciento del Producto Interno Bruto al Ejército, o sea un aproximado de Q750 millones, no más, cada año. Quién iba a pensar que 14 años después el pretorianismo volvería con más fuerza, no solo en términos de la incidencia militar en las decisiones del gobierno, sino del servilismo del Congreso para asignar fondos sin límites al Ejército, en desmedro de la justicia, la investigación penal y la educación superior.

Jimmy Morales ha dejado de manifiesto su encanto por lo militar, desde la creación de la Tropa Loca en su programa de comedia en la televisión, hasta la existencia de la “juntita militar” que lo asesora en asuntos de gobierno. El mandatario se mostró dadivoso, en febrero pasado, al haber otorgado una ampliación de Q65 millones al presupuesto asignado al Ejército de Q1 mil 908 millones, con lo que pasó a tener Q1 mil 973 millones 316 mil. Para el presupuesto del 2019, la Comisión legislativa de Finanzas y Moneda siguió los pasos del presidente al aumentar Q330.7 millones al presupuesto de la Defensa que ya tenía un incremento recomendado por el Ejecutivo de Q288.3, con lo que tendrá un alza de Q619 millones con respecto al gasto de este año. ¿Incremento a un Ejército en tiempos de paz?, eso solo puede explicarse por el peso que poseen de nuevo los militares en las decisiones del Estado, o sea, el pretorianismo, y que tiene como correlato la búsqueda de asfixia a la educación superior.

La Universidad de San Carlos es una de las instituciones que afronta la reducción de su presupuesto para el 2019 debido a ese servilismo de los diputados hacia la cúpula militar. La propuesta legislativa es que la Usac tenga una reducción de Q344.2 millones para sus gastos del próximo año, lo que implica la violación a la Constitución que le asigna el 5% por ciento. Indudablemente no solo se trata de un ajuste presupuestario, sino un ajuste de cuentas por la incidencia política que ha tenido la Usac en las jornadas de protesta contra la corrupción y la impunidad. Si se llega a aprobar ese recorte de gastos, los principales afectados serán los centros universitarios departamentales. Con este hecho se demostraría cómo para los diputados no es prioridad la educación superior del país, pero sí aprueban una ampliación presupuestaria de Q961 millones para despilfarrarlos en el sindicato de Joviel Acevedo. Así funciona el pacto de corruptos, que se viste de verde olivo y asfixia económicamente a la educación superior.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.