LA BUENA NOTICIA

Cuando el Estado criminaliza, la resistencia es un deber

Víctor M. Ruano

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Esta es la situación que vive Quesada, en Jutiapa, es decir, una criminalización despiadada, como tantos pueblos de Guatemala y América Latina, que han tenido el coraje de enfrentar un Estado cooptado por mafias corruptas, criminales e impunes, y al poderoso capital nacional y transnacional que, en su afán lucrativo, empobrecen a los pueblos, como se constata en tantos lugares donde se han instalado industrias extractivas y empresas de generación eléctrica que no favorecen a los ciudadanos sino a los gestores del gran capital.

Se repite, como tantas veces en la historia, la asimétrica lucha entre el pequeño David y el gigante Goliat. En Quesada los líderes de la resistencia pacífica son difamados brutalmente, los intimidan los operadores de justicia que aceleran procesos plagados de infamia y mentiras, mientras que con la contraparte se muestran servilmente sumisos. Tutelan los intereses del capital, mientras violan los derechos de los pueblos, en una dinámica perversa de la justicia que desoye el clamor de los pobres y denigra la dignidad humana.

Instituciones como el Gobierno central, Ministerios de Ambiente y Recursos Naturales, Energía y Minas, algunos diputados; Gobernación y municipalidades; Copredeh, Covial, Conap e Inab; Cacif y algunos noticieros, son indiferentes ante la enérgica y legitima demanda de Quesada. Los poderes judiciales, políticos y económicos arremeten contra los xinkas.

Sin embargo, no están solos. Acaban de realizar una concurrida manifestación pacífica, en el km 110 de la carretera Interamericana, frente a la finca Argelia conmemorando el segundo aniversario del movimiento de resistencia y de la consulta popular en la que expresaron su rotundo rechazo a cualquier empresa que pretenda explotar sus recursos naturales sin su consentimiento. Les acompañaron de Zapotitlán, El Adelanto, El Progreso, Jalpatagua y Moyuta, del departamento de Jutiapa; de San Carlos Alzatate, Jalapa. Participaron familias, comunidades cristianas católicas y evangélicas, miembros del magisterio, Cocodes de Quesada, algunos presbíteros y el obispo.

Mons. Antonio Calderón les expresó su “admiración y respeto por la lucha que han emprendido, con no pocas dificultades; por la defensa de su territorio y rechazo de proyectos diseñados no para promover el desarrollo integral de su pueblo sino para alimentar la fiebre posesiva de la riqueza material que beneficia a unos pocos, mientras la mayoría queda excluida”.

También recordó que desde su llegada a la Diócesis ha “conocido de su preocupación por esta situación que ha a generado división y conflictividad social, de las amenazas que reciben sus legítimos líderes, del poco interés de las autoridades para defender a su pueblo y del enorme riesgo que corren en el presente y futuro sus comunidades, al arrebatarles sus recursos naturales en aras de proyectos extractivos y eléctricos que no garantizan desarrollo humano integral y sostenible para todos”.

Finalmente les animó a continuar luchando pues “es compromiso por la vida y el cuidado de la naturaleza”, al mismo tiempo que explicitó la tarea de la Iglesia que, “siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Jesús”, opta por ellos, víctimas de sistemas económicos y políticos que matan, y le apuesta a “una vida más digna y mejor, en plena armonía con la creación, nuestra “casa común”, como lo afirma “Laudato Sii”, la carta que “inspira y orienta” la lucha de Quesada.

Esta posición de la Iglesia genera fastidio en los netcenteros resentidos, en ciertas élites urbanas y en los corruptos que viven del Estado, acusándonos de rechazar el desarrollo y manipular a los pobres. La opción por las víctimas criminalizadas por el Estado es evangélica y conlleva la denuncia de las tretas de un poder económico-político inhumano.

pvictorr@hotmail.com

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