SI ME PERMITE

Cultive relaciones hoy para convivir mañana

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“Si no aprendiste a valorar lo que una vez tuviste, tendrás que aprender a perder lo que ya no tienes”. Cindy Rosa

En nuestra niñez, cuando hemos sido formados con responsabilidad, se nos ha enseñado a ser selectivos con las amistades que tenemos porque estas son determinantes para los años futuros, y si queremos alcanzar algunas metas estas amistades pueden ayudarnos o bien alejarnos y no poder así alcanzar los ideales que estamos soñando.

Todos enfrentamos oportunidades y algunas de ellas han sido cultivadas porque fuimos valorando las cosas que en un momento parecieron insignificantes y sencillas pero estas son las que abonaron los medios para que en un momento dado se nos abran alternativas que nos ayuden a alcanzar niveles que nunca pensamos que serían posibles.

En este mundo los puentes que se han construido fueron planificados y diseñados de modo que pudieran permitir pasar de un lado al otro. Del mismo modo, en nuestras relaciones somos constructores de puentes si tomamos en cuenta a las personas que nos rodean y no solo las usamos, pero primordialmente las valoramos y reconocemos el valor agregado que dan a nuestra persona, al estar aportando a nuestro favor cuando los aceptamos.

Debemos admitir que muchos detalles que para uno no representan mayor cosa, para otros son determinantes para cultivar una relación o bien distanciarse de ella. Por cierto, algunos perfiles que otros conocen de nosotros no son más que la acumulación de detalles por los que ellos nos buscan o bien nos evitan. El producto final de lo anterior es lo que determina en cuál medio nos movemos y al que pertenecemos porque hemos hecho caminos por las cosas que pareciera que nadie nota.

Lo anterior es tan frágil que por algo insignificante puede ponerle punto final a toda una vida de relación o bien ser el inicio de una interrelación, que a uno muchas veces le cuesta recordar cómo se inició la relación tan valiosa que ha cultivado con algunas personas.

Esta realidad puede ser incluso algo que se ha heredado de nuestros mayores porque ellos la iniciaron, la cultivaron y nosotros, como herederos, tenemos el beneficio de disfrutarla y seguramente revalidarla.

El tema que estamos tratando se puede ilustrar como una pieza de bordado que una dama está elaborando puntada tras puntada y que en su mente tiene un patrón donde quiere llegar, y al concluirlo lo contempla con un sentido de logro gratificado.

Lo que cuenta no es la cantidad de puntadas que tiene, sino el diseño que se ha dejado plasmado por la sucesión de puntadas que correctamente ha logrado y que es de admiración y felicitación.

Si nuestra sociedad entendiera que la convivencia que tenemos entre todos puede ser contemplada igual que ese mantel que fue trabajado con toda paciencia hasta alcanzar su realidad. Sin duda, no se niega que hay que pagar un precio para conservarlo.

Seamos realistas en aceptar que cada uno de nosotros en la sociedad que estamos tenemos la sagrada responsabilidad de cultivar relaciones que en el mañana nos permitirán a nosotros y a los nuestros ser una gran familia que interactuará con las otras familias de este mundo. Esta figura nos ayudaría a ver este mundo moderno como un gran vecindario, para saber cómo valorarnos los unos a los otros por encima de idiomas, costumbres e historias que nos identifican.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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