CATALEJO

Daños colaterales de terquedad orteguera

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La transformación de Daniel Ortega en un peor Somoza ha sido uno de los factores fundamentales a su modo de reaccionar cuando los ciudadanos, sobre todo los jóvenes, se han lanzado a las calles a protestar por la forma como actúa quien irónicamente fuera uno de los caudillos de los comandantes sandinistas, quienes hoy le dan la espalda y lo dejan al lado solo de su esposa, Rosario Murillo. También es absurda la decisión de mantenerse en el poder a toda costa, lo cual en la práctica significa más vidas jóvenes desperdiciadas, de la oposición y de las fuerzas de seguridad enviadas a confrontar a los manifestantes.  Como sea, Ortega se está quedando solo, únicamente acompañado de países comprometidos y de países con gobiernos pusilánimes, como el de Guatemala.

"La crisis nicaragüense comprueba la relación indiscutible entre política y economía".

A esta sangre derramada se unen otras tragedias diversas. El éxodo de nicaragüenses ya causa disturbios en Costa Rica, y molestias en Honduras y El Salvador, así como Guatemala, impedidos a recibir refugiados porque su actual situación política y económica ya es casi desesperante en muchos casos, y provoca la migración ilegal a un Estados Unidos trumpista dispuesto a todo, como lo demuestran los niños separados de sus padres, inmigrantes ilegales, y trasladados a estados lejanos sin hasta ahora haberlos devuelto a sus angustiados padres, algunos de ellos llevados de regreso a sus países de origen mientras los infantes se quedaron a la fuerza. En estas circunstancias, a causa de Ortega la inmigración ilegal continuará y aumentará.

Desde el punto de vista de inversión extranjera, sobre todo centroamericana, Ortega también fracasó. Quienes invirtieron allí olvidando la relación entre política y economía, error increíble, a mi juicio, están a punto de perder su dinero, si no ocurrió ya. El apoyo al régimen sandinista con rapidez se volvió una vergüenza y fue necesario retirar la invitación al dictador para visitar Guatemala. El comercio intercentroamericano ha sufrido pérdidas cuantiosas, y todo ello ayuda a aumentar el rechazo hacia el gobierno guatemalteco por no apoyar la postura crítica de los países de la OEA, lo cual significó una andanada de justificadas críticas por analistas de cualquier signo ideológico. Solamente queda felicitar al pueblo nicaragüense, sobre todo a los residentes y originarios de Masaya.

La ida actual obliga a revisar el concepto de términos jurídicos, diplomáticos, etc. En las relaciones entre los estados, “no intervención en estados soberanos” se ha mantenido por décadas. Pero ahora, cuando literalmente el mundo entero se puede enterar en forma instantánea, no puede ser defendible mantener ese criterio respecto de países donde gobiernos dictatoriales asesinan a mansalva a ciudadanos, los mantienen en mazmorras y, en general, incumplen los derechos humanos. Ciertamente, al ser un tema delicado se deben buscar rutas diplomáticas y con el concurso de organismos internacionales también se deben impulsar cambios. Quizá el principal objetivo deba centrarse en evitar un mayor derramamiento de sangre inocente a manos de la tiranía.

Todos estos acontecimientos demuestran la relación directa entre las economías de los países del istmo, incluyendo Panamá, y del sureste mexicano. La importancia fundamental de gobiernos donde haya respeto de las leyes se aplica no solo en el área geográfica señalada. Mientras eso no suceda y las cortes supremas muestren una parálisis preocupante (caso de la mina San Rafael, por ejemplo), cualquier posibilidad de inversión se ahuyentará, o lo hará por gotas, cuya indispensabilidad es innegable así como la inversión de capitales nacionales. En pocas palabras, la relación política-economía va en ese orden, porque lo primero puede acabar con lo segundo. Combatir a los tiranos es, entonces, económicamente efectivo y no al revés.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.