A CONTRALUZ

De brazos cruzados frente a una política cruel

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La separación de niños de sus padres migrantes es una política aberrante que refleja la insensibilidad del presidente Donald Trump. Desde finales de abril han sido arrancados de sus padres más de 2,300 menores que han sido trasladados a especies de jaulas, sin saber qué sucederá con ellos, ni si volverán con sus familiares. Es una situación traumática que los afectará el resto de sus días. Pero esa medida no se puede ver en forma aislada de lo que persigue ese mandatario. Ya lo expresó la congresista Norma Torres: “Esos niños han sido tomados como rehenes por Trump, porque quiere que se aprueben recursos para el muro de la frontera”. Si ese fuera el trasfondo, quiere decir que ese gobernante ha llegado lejos en la violación de los derechos humanos de niños que ahora usa para lograr un objetivo político.

Aunque Trump asegura que solo cumple las leyes de su país, la congresista Sheila Jackson-Lee aseguró que eso es falso. “No hay ninguna ley, ninguna política, que permita apartar a los niños de sus familias; es un abuso masivo de menores”, dijo. El senador republicano Lamar Alexánder afirmó que si quisiera la Casa Blanca podría cambiar esa ley en 5 minutos, porque es un grave error. Entre los detractores también está la esposa del mandatario, Melania Trump, quien, por medio de su vocera, expresó que “odia ver a los niños separados de sus familias”. A ella se agregó la ex primera dama Laura Bush, quien señaló que “esta política de tolerancia cero es cruel, es inmoral y rompe mi corazón”. Pero Trump insiste en que no permitirá que su país se vuelva un campo de inmigrantes y olvida que EE. UU. es una gran nación gracias al trabajo de millones de migrantes procedentes de todo el mundo.

Mientras a nivel mundial crece el rechazo a la separación de niños de sus padres, el presidente Jimmy Morales guarda silencio. Por su incapacidad para comunicarse con la población, puso a su vocero, Heinz Hiemann, a decir que respeta la política migratoria de EE. UU. Eso quiere decir que no le importa lo que hagan con los hijos de los migrantes. Quiere decir que no le importa el sufrimiento de centenares de niños guatemaltecos recluidos en especies de campos de concentración, cuyo único delito es aspirar a un mejor futuro. Si ya habíamos visto la falta de solidaridad del mandatario con los damnificados del Volcán de Fuego, esto ya es el colmo. Morales prefiere quedar bien con Trump, aunque eso signifique sacrificar a niños guatemaltecos que deberían ser el norte de su gobierno. Su actitud es vergonzosa y cruel, indigna para un presidente. Otro tanto ocurre con los diputados. Son buenos para procurarse impunidad o hacer carreteras para beneficio personal, como Delia Bac, pero incapaces de hacer algo a favor de las pequeñas víctimas o tan solo emitir una condena por este hecho brutal.

La mejor solución es que nuestros compatriotas no tengan que salir del país para buscar un mejor futuro, pero las elites se han enriquecido a costa de mantener sumidos en la pobreza a millones de guatemaltecos. Las investigaciones del Ministerio Público han evidenciado cómo empresarios, sindicalistas y políticos han cooptado el poder y se han servido de los recursos del Estado para hacerse millonarios. La evasión fiscal ha debilitado los ingresos tributarios y otro tanto se lo tragan las mafias incrustadas en la administración pública. Eso ha significado la destrucción de la infraestructura de salud, educación, vivienda y comunicaciones, que no permite ver por dónde puede entrar el progreso. Ahora mismo observamos cómo están destrozadas las carreteras, vitales para el desarrollo económico y social, pero el presidente se limita a quejarse de que la Ley de Presupuesto lo tiene maniatado. Así no se construye nada. Por eso es fundamental continuar la lucha contra la corrupción; de lo contrario no podemos pensar que el desarrollo llegue a todo el país.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.